Paulino Redondo Vallejo, vecino de La Aldea del Obispo, acaba de cumplir 100 años, pero no los aparenta. Camina perfectamente, no padece dolencias graves y sólo presenta una leve pérdida de audición.

Los vecinos de su pueblo decidieron sumarse el pasado sábado a una fiesta homenaje tan sencilla como emotiva: se le entregó una placa en el salón de plenos del ayuntamiento junto a su partida de nacimiento y se brindó con cava. A la joven que le cuida, Elena, de nacionalidad búlgara, se le obsequió con un ramo de flores. Paulino Redondo nació el 26 de enero de 1908 y pasó toda su vida en el campo; fue segador, cuidó ganado y fue gran amante de la caza y la pesca.

Conrado Redondo, alcalde del municipio, presidió los actos rodeado de numerosos vecinos: más de 200 de un total de 380.

"Está muy contento por el homenaje y nos contó tres chistes, lo que demuestra que tiene buen humor", dijo el primer edil, satisfecho porque nunca antes se había hecho algo parecido en el pueblo. Como no podía ser de otro modo, no faltaron al acto el hijo del homenajeado y su nuera junto a la práctica totalidad de miembros de la corporación municipal.