Situada en las abruptas Villuercas, en la confluencia de las provincias de Ciudad Real, Toledo, Badajoz y Cáceres, Alía se asienta sobre una suave colina y posee uno de los términos municipales más grandes de Extremadura, 602 kilómetros cuadrados, con tres núcleos urbanos: Alía, La Calera y Pantano de Cíjara, además de una calle del vecino toledano Puerto de Rey.

Alía es un pueblo de origen árabe, como demuestran sus antiguas casas con arcos lobulados, callejones estrechos y oscuros o su iglesia mudéjar. Se cree que quedó encerrada en la bolsa que se formó después de conquistadas las actuales provincias de Badajoz, Cáceres y Toledo por Alfonso IX. Hay también quien apunta que fue la antigua Elite , de época cartaginesa; otros sostienen que el nombre proviene de Ali Hamar, general moro del califato de Córdoba en tiempos de Abderramán I. Alía se escribía en el siglo XIII, Halia, que significa del otro lado o de la otra parte.

En el paisaje destacan las impresionantes rañas , formaciones originadas a partir de los depósitos de cantos de cuarcita mal rodados y empastados en arcilla, procedentes de las cumbres cercanas. Tienen forma de mesa, totalmente planas en la parte superior, con abruptos bordes recortados en los laterales. La palabra raña es originaria de la toponimia de la comarca, pero ya pertenece al vocabulario geomorfológico internacional.

SUS ENCANTOS

El pueblo agrada por su sencillez. Fuera de fastos, busca la comodidad de lo necesario, por eso los espacios no están limitados por las estrecheces de los pueblos de la alta sierra, y las casas se hacen con buenos espacios para todas las dependencias necesarias: habitaciones, establos, corrales o doblados para almacenar la producción agrícola y ganadera. Además, los pocos soportales que quedan aportan al pueblo el aire serrano que no le falta.

De su arquitectura religiosa, la iglesia de Santa Catalina es un excelente exponente del mudéjar extremeño. En la dehesa se encuentra la ermita de La Concepción, de la que destaca su frontal compuesto de arco de medio punto flanqueado por dos alargadas ventanas. Un pequeño soportal guarece la entrada y tres ventanales rematan el conjunto dándole una vistosidad irrepetible.

Desde Alía se pueden conocer Las Villuercas, haciendo la ruta señalizada que une el Estrecho de la Peña de Guadalupe a través de la cañada de las merinas y de la antigua ruta de peregrinación al monasterio de Guadalupe atravesando el collado del Madroño. En esta ruta, sin duda, el estrecho de la Peña, es un lugar destacado, pues en este enclave se descubren las especies más representativas del bosque mediterráneo.