El Día de la Luz fue ayer más oscuro que de costumbre en Arroyo de la Luz. La festividad, de centenaria tradición, se saldó con cinco incidentes: dos de ellos de relevancia. Al cierre de esta edición, una mujer de 66 años seguía ingresada en estado muy grave en la UCI del hospital San Pedro de Alcántara con un traumatismo craneoencefálico y torácico e intubada. De nacionalidad inglesa aunque afincada en Garrovillas de Alconétar, la mujer, según pudo saber este diario, se cayó del caballo en el que iba tras soltarse su montura durante las carreras previas a la salida oficial de los jinetes y amazonas programada para las 12.00 horas. Al parecer, la víctima se golpeó la cabeza con el acerado. El alcalde de Garrovillas de Alconétar, Cándido Gil, lamentó el accidente y deseó que su vecina salga adelante. «Es una persona, tanto ella como su pareja, muy involucrada en cualquier actividad del pueblo. Esperamos que podamos verla otra vez montar a caballo como tanto le gusta», apuntó.

Según informó la subdelegación del Gobierno en Cáceres, la caída tuvo lugar sobre las 9.21 horas, mientras se efectuaban las carreras de prueba desde la plaza de la Constitución hasta la plaza de San Sebastián, cuando la mujer se precipitó al suelo a la altura de la calle Corredera. En ese momento, las carreras previas a las oficiales se paralizaron y los servicios sanitarios acudieron al lugar del accidente, trasladando a la herida al campo de fútbol de la localidad. En primera instancia se pensó en trasladar a la mujer en helicóptero, sin embargo finalmente fue conducida por carretera hasta el San Pedro de Alcántara, donde ingresó sobre las 11.20 horas en la UCI.

Esa fue la primera mala noticia del día, pero no la única. Una vez comenzaron las carreras oficiales otra mujer resultó herida aunque no de gravedad. En este caso fue una joven de 26 años que, tras caerse también de su caballo, sufrió una fractura de clavícula y fue trasladada al hospital San Pedro de Alcántara. Allí se la atendió y fue dada de alta en el mismo día de ayer.

Las carreras de caballos son una tradición centenaria en Arroyo de la Luz, que triplica su población en días como el de ayer con la llegada de miles de turistas. Los apenas 6.000 habitantes que existen en la localidad alcanzaron ayer los 14.000 o 15.000 en el Día de la Luz, que sigue siendo una festividad única para los lugareños, si bien reconocen el riesgo que ésta implica. Ayer, además de las dos heridas más graves, otras tres personas requirieron de asistencia sanitaria leve debido a esguinces o torceduras de articulaciones.

Los arroyanos asumen el peligro que conlleva celebrar el Día de la Luz, el cual no supera --ni si quiera se acerca-- al placer que supone disfrutar de una tradición que data del siglo XIII. A todo arroyano que se le pregunte cuenta encantado la historia. Dice la leyenda que en la tarde del 16 de abril de 1229, cuando leoneses y agarenos se enfrentaban en una batalla en la dehesa de la Luz, cerca del pozo que más tarde se llamaría de las Matanzas, la noche caía y la oscuridad tomaba la zona haciendo casi imposible distinguir a los combatientes, la Virgen de la Luz hizo aparición sobre una encina, cuya luz, como un sol, iluminó a los cristianos y cegó a los musulmanes, favoreciendo que los leoneses se alzaran con la victoria. Fue la comunicación de ese triunfo, con los soldados regresando a caballo a Arroyo de la Luz, lo que se rememora cada año en la localidad.

169 JINETES / 169 jinetes y amazonas fueron los principales protagonistas ayer, en una jornada que arrancó a las 7.00 horas con la diana floreada y prosiguió a las 8.00 horas con la tradicional concentración de caballos en la plaza de la Constitución. Luego, a las 9.30 horas tuvieron lugar la misa y la procesión, a la que asistió el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. «Me gusta compartir con los ciudadanos los días que son importantes para ellos. Es un día que se vive de una manera especial, y si lo es para ellos también lo es para mí», apuntó Vara.

Tras las carreras de caballos, el desfile de carrozas puso el broche final a la mañana. Cómo no, la alcaldesa arroyana, Isabel Molano, también disfrutó en primera línea de la fiesta. «Es una tradición de más de 700 años. Es nuestro gran día donde se muestra la identidad y la raíz de un pueblo: todo lo que somos», expresó Molano. A mediodía, en torno a las 14.00 horas, tuvo lugar la procesión de regreso de la patrona, desde la plaza de San Sebastián hasta la parroquia de la Asunción, escoltada por los jinetes y amazonas participantes en las carreras. En materia de seguridad, se organizó un dispositivo que contó con hasta 200 efectivos, entre Guardia Civil, policía local y personal de DYA, que instaló hasta cinco puntos de atención, además del área central, situada junto a la iglesia.

La fiesta, declarada de Interés Turístico Regional en 1997, sucedió ayer al mercado de artesanía dominical y su reglamento fue publicado por primera vez en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP). En ese sentido, y al resultar cada vez mayor el número de turistas extranjeros que acuden al Día de la Luz, se instalaron asimismo carteles en inglés para informar de las normas de seguridad a seguir. Toda precaución es poca para que sucesos como los de ayer no se vuelvan a repetir en el día grande de Arroyo de la Luz.