Pese a las dificultades de expresión derivadas de su discapacidad intelectual, que le impide comprender y expresarse con normalidad, una mujer deficiente de Valencia de Alcántara, a la que presuntamente agredió sexualmente hace un año un vecino, se mantuvo ayer firme al asegurar, una y otra vez, que José M. T. M. "me violó". Lo hizo en el juicio que se celebró en la Audiencia de Cáceres. A las preguntas que le formularon la fiscal y los abogados, sus respuestas fueron siempre las mismas, ninguno logró despertar en sus respuestas la más mínima duda o titubeo respecto a lo ocurrido.

Aseguró que ella y su madre, una mujer de 83 años, sorda y con sus capacidades de visión y movilidad limitadas, estaban dormidas cuando les despertaron ruidos de cristales rotos. Eran aproximadamente las tres de la madrugada del 22 de junio del año pasado. Según su versión era el acusado, que rompió el cristal de la puerta de entrada a su casa, la abrió, pues las llaves estaban puestas por dentro, " dio una patada en la pierna a mi madre, la tiró al suelo y después me arrastró hasta la habitación, me golpeó la cabeza en el suelo, me empelotó y me violó".

Aunque no supo afirmar el tiempo que el acusado estuvo en la casa, sí dijo que fueron varias horas y que ella y su madre no pudieron salir hasta que no llegó la Guardia Civil, a la que avisó una vecina. "Nos dijo que si gritábamos o salíamos a la calle nos mataba, por eso cuando llegó la justicia salimos corriendo, yo en pelotilla , y nos trajeron a Cáceres a la residencia".

Su versión la ratificó su madre, aunque no sin dificultades debido a su sordera. "Qué susto tan grande me llevé", dijo, para después añadir que el acusado la golpeó en la pierna --"que todavía me duele"-- y después "cogió a esta --su hija-- por el cuello como si fuera un gato, la arrastró a la habitación y la hizo cosas malas, que da vergüenza decirlas".

EL ACUSADO La versión de José Manuel T., para el que el fiscal pide 20 años de prisión, fue bien distinta. Aunque reconoció que fue a la casa de las mujeres, afirmó que en ningún momento "ni toque a (...) ni a su madre", y añadió que "apenas estuve 15 minutos y tan solo hablamos".

El acusado, de 32 años, señaló que fue a la casa, "a la que llamé y ellas me abrieron", con la intención de mantener relaciones sexuales, "pues por el pueblo se comentaba que ella accedía a hacerlo a cambio de dinero", algo que indicó "desistí de hacer cuando vi en que estado se encontraban ellas y la casa, que fue de lo que hablamos el poco tiempo que estuve, les dije que porqué no acudían a algún centro, como Cáritas, a pedir ayuda".

Manifestó no haber visto que tuvieran alguna herida, "pues no encendieron las luces"; no saber cómo había sangre de la víctima en su camisa; así como que no vio a la Guardia Civil cuando salió de la casa, "lo que hice deprisa, pero no corriendo".