El puente de Todos Los Santos se viste de fervor religioso en Cilleros, donde los vecinos se preparan para estrenar el nuevo calvario que el ayuntamiento ha recuperado en los últimos meses.

"Desde el año 1600 y hasta 1985 existió un precioso calvario en la zona de El Fuerte. Allí se celebraba el Viernes Santo, y misa con motivo del día de Los Santos y Difuntos", recuerda Emilio Tomé, teniente de alcalde de Cilleros. Este año la tradición se retomará, gracias a los trabajos de recuperación del enclave que ha realizado el consistorio. Con fondos municipales, se ha procedido a colocar en El Fuerte "tres preciosas cruces de hierro fundido, la del centro de tres metros de altura".

En el año 1950 el maestro forjador Benjamín Tomé construyó una balaustrada en el altar mayor de la parroquia de Cilleros, que ahora se ha acoplado al púlpito del calvario, que tiene un "maravilloso" pedestal de piedra. Igualmente se han instalado 14 cruces de hierro para la celebración del Vía Crucis, típico de la Semana Santa. "Las cruces, que tienen un pergamino y números romanos grabados, llegan hasta la Capilla de Nuestra Señora de Las Angustias", explica satisfecho Emilio Tomé.

El cementerio de la localidad también espera con la cara lavada la llegada del día de Los Santos. "Se han colocado cruces de madera en algunas tumbas de piedra que estaban casi en estado de abandono". Al parecer, en el cementerio descansan los restos de Catalina Girón de Obregón, que fue sepultada en el año 1827. Cuenta la historia que ella regaló un cordón de oro al patrón de Cilleros, San Blas, y, según relata el teniente de alcalde, su tumba también se encontraba en mal estado de conservación. "Hemos mejorado el aspecto de la sepultura de doña Catalina, que además es la primera tumba de piedra que uno encuentra al entrar al camposanto".

Los vecinos de Cilleros también han aportado su granito de arena para la tarea. No han mirado de reojo al cepillo que se pasa en la misa del domingo y con sus donativos han contribuido a mejorar la estampa del camposanto y del calvario. A Emilio Tomé le hubiera gustado que las cruces que se han colocado hubieran sido de piedra, pero "las limitaciones económicas sólo nos han permitido trabajar con hierro y forja". Ahora sólo queda esperar el bullicio típico de los cementerios cuando llega el día de Los Santos. Seguro que también hay quien aprovecha el puente para pasear por el nuevo calvario.