Lo que tiene todas las trazas de ser una villa romana, casi con toda seguridad bajo imperial, muestra sus claros vestigios en medio de las fragosas serranías de 'Los Chapallares', concretamente donde la tradición popular habla del 'Corral de los Moros'. Los restos que se observan superficialmente descubren la presencia de numerosos fragmentos cerámicos, sobre todo de tégulas y arcillosos enseres domésticos

El hecho de haberse observado dos piezas graníticas, que parecen corresponder a un cilindro que actuaba de contrapeso de una prensa y a un 'lapis pedi cines' donde se apoyarían las vigas de tal prensa, lleva a pensar en la existencia de una prensa olearia junto a una garganta que baja de la montaña. Estas piezas no hace mucho que desaparecieron del asentamiento y, según referencias, se encuentran en una alquería cercana.

Elemento indígena

A tenor de otros asentamientos rurales, con gran impronta romana, desparramados por el territorio hurdano, no es descartable que sus antiguos habitantes estuviesen relacionados con explotaciones mineras, generalmente auríferas, pues en las inmediaciones de estos poblados suelen aparecer lo que los lugareños denominan 'cuevas de los moros', o 'de las moras', y que vienen a ser galerías practicadas en el terreno, siguiendo las vetas del mineral.

No cabe descartar que en estos poblamientos predominara el elemento indígena, como lo pone de manifiesto la onomástica de la lápida aparecida en el pueblo hurdano de Nuñomoral. No obstante, mientras no se conozcan con precisión el funcionamiento y la articulación de los asentamientos romanos en la comarca no se podrán obtener datos concluyentes. Hasta la fecha, se han localizado más de una docena de núcleos romanos o romanizados a lo largo y ancho de la demarcación hurdana, algunos de ellos ubicados en serretas de no muy fácil acceso.