"Me ataron las piernas y los brazos, me taparon la boca, me arrastraron por el suelo de un lado para otro y me pegaron". Este es relato estremecedor de Valentina González González, una mujer que a sus 77 años fue atacada por dos individuos mientras se encontraba durmiendo en su vivienda del número 15 de la calle Pío XII en el pueblo cacereño de Villamiel. Los hechos tuvieron lugar a plena luz del día el pasado 21 de octubre, pero fue ayer cuando la anciana, cargada de valentía y con un espeluznante testimonio, explicó los hechos tras recuperarse de algunas de las lesiones que le ocasionaron en distintas partes del cuerpo. Los presuntos autores del robo, dos varones de Moraleja que ya han sido detenidos junto a una mujer, también de Moraleja que conocía a la víctima y que fue quien presuntamente facilitó información sobre el dinero y las joyas que la anciana poseía en el interior de su vivienda particular.

Para Valentina esta es la peor de las pesadillas que jamás ha tenido y que le han dejado no solo secuelas físicas, sino también psíquicas. "Ahógala, ahogala fuerte para que no chille", son algunas de las palabras que todavía retumban en la mente de Valentina cuando recuerda uno de los momentos más trágicos de su vida. De hecho, desde que sucedieron los hechos apenas pasa un momento sola y recibe una continuada atención médica. "Le han estado poniendo inyecciones cada cuatro horas y ahora sigue tomándose el Nolotil para los dolores porque son muy fuertes", comentaba ayer su hijo Andrés Frades, mientras permanecía junto a su madre en su casa.

"Cuando a mi madre la atacaron yo estaba en la finca y fue mi cuñado quien me avisó", explicaba ayer Andrés, quien todavía mostraba en su rostro la rabia e impotencia de ver a su madre destrozada moralmente y sin apenas poder moverse por su propio pie para trasladarse desde la cama hasta el comedor.

La caja fuerte

Sobre las 13.30 horas, el ruido de la rotura de los cristales de la ventana del cuarto de baño por la que accedió uno de los ladrones despertó a Valentina que no dudó en levantarse para comprobar qué estaba pasando hasta que se topó con otro de los ladrones que había entrado por la puerta trasera de la casa. "Todavía les recuerdo las caras", aseguraba ayer la anciana mientras se frotaba dolorida una parte del cuello que todavía tiene inflamado. Tras lograr inmovilizarla y acallarla con algunos de los pañuelos que previamente le quitaron, los ladrones, que al parecer conocían el lugar en el que estaba escondido el botín, se dirigieron a las habitaciones y tras arrancar armarios y cajones localizaron la caja fuerte que contenía 9.000 euros en metálico y joyas, las cuales ayer aún se desconocía su valor económico.

Tras sufrir amenazas de muerte con un cuchillo y tras permanecer horas amordazada en el suelo hasta que su yerno la descubrió y puso a salvo, Valentina ve ahora lo ocurrido como un suceso del que por suerte ha salido con vida. Una experiencia amarga que solo superará con el tiempo y que sin querer ha cambiado su vida y la de los suyos. "Ahora cerramos todas las puertas y ventanas como si estuviéramos en la cárcel", confesó su hijo.