En la comarca de los Ibores, entre la sierra de Torneros y la umbría del carabal, junto al comorro de las pilillas que forma parte de las Villuercas está esta pequeña población serrana envuelta en una exhuberante vegetación típica de bosques de castaños, madroños, alcornoques y robles.

Pero la visita a Robledollano debe incluir también un paseo por el pueblo, aconsejándose transitar por sus callejuelas para contemplar una arquitectura rural donde la mampostería, la piedra y el adobe se unen con el ladrillo y el adoquín.

Además, entre los muchos rincones naturales existentes en sus alrededores destaca la ascensión al risco de la Reyerta, pico en cuya rocosa cúspide anida el buitre leonado y campea el águila imperial. También es obligado ir al río Ibor, a 7 kilómetros del pueblo (dirección Castañar de Ibor), para disfrutar de un refrescante baño o una refrescante ducha si nos acercamos a una pequeña cascada situada aproximadamente 500 metros antes de llegar al río.

ORIGENES

Sobre la existencia de asentamientos antiguos no hay más datos que unas pinturas rupestres, apenas unos rastros de dedos inscritos en un panel en la cueva de la sierra del Caraval al suroeste de la localidad. Así, el primer documento escrito data de 1570. Se trata de un texto conservado en el archivo parroquial, que explica el origen del pueblo a partir de una venta que daba servicio sobre todo a los trashumantes, mientras que la adopción del nombre le venía de un pimpollar de robles existentes en las cercanías. El hecho de que su fundación tuviera lugar entre dos jurisdicciones, Cabañas de la Peña (Cabañas del Castillo) y Deleitosa, dio lugar a que se le conociese también como Medio Robledo. Y es que el mediodía de esta localidad pagaba sus tributos a la abadía de Cabañas, y el poniente lo hacía al señorío de Deleitosa o a quién correspondiera la tierra según las épocas, así hasta la configuración de los términos municipales del siglo XIX, cuando queda definitivamente englobado en el partido Judicial de Logrosán, como un término más de Las Villuercas.

La iglesia es su principal monumento. Se trata de un modesto edificio construido en el siglo XVII a base de ladrillo y mampuestos; posee una única nave cubierta por un techo de madera soportado por una serie de tres arcos fajones proyectados hacia un ábside de forma poligonal, cubierto con una bóveda de cuarto de esfera; conserva el ábside restos de una decoración esgrafiada de motivos vegetales y geométricos. A ambos lados de la nave se ubican dos altares, el más interesante decorado con azulejos que representan escenas de la Virgen y de santa Lucía.