TEtn septiembre de 2011 nos dejó Wangari Maathai , la mujer árbol, la que consiguió, plantando árbol a árbol, llevar riqueza a las zonas rurales de Africa, a los desheredados de la tierra. El problema de la deforestación afecta a todos los países. Sin árboles no hay naturaleza, no hay riqueza, no hay cultura, no hay vida, no hay nada. Wangari Maathai , recordando su infancia, decía: "Cuando era niña me impresionaba una enorme higuera que se erguía junto a nuestra casa. Al lado brotaba un arroyo al que yo iba a buscar agua. Cuando talaron la higuera, el arroyo se secó. Mis hijos nunca verán la enorme higuera. Nunca verán el arroyo. Cuando visito este pequeño valle de mi infancia, siento la tragedia. Contemplo barrancos que me hablan de erosión y de hambre en las caras de los aldeanos".

Wangari organizó grupos de mujeres de zonas rurales para que plantaran árboles. Gracias a su tesón, logró no solo mejorar las condiciones de vida de estas mujeres, sino que al desafiar al dictador Daniel Arap Moi , resquebrajó su poder y facilitó la apertura a la democracia en su país, Kenia. El ejemplo de Wangari Maathai se difundió por otros países.

La desertización nos afecta en particular por la posición geográfica de España. Estamos ante las mismas puertas del desierto. Si no tenemos cuidado con el impacto ambiental de nuestras actividades, y la forma en la que las desarrollamos, poco a poco perderemos la cubierta vegetal que aún conservamos, y con ello, habremos perdido todo. Seguir con su tarea es el mejor tributo que podemos hacer a esta infatigable luchadora keniata.

Cada 25 de septiembre, los 47 millones de árboles plantados por toda Africa gracias a su impulso estarán de luto en memoria de esta extraordinaria mujer, pero la próxima primavera reverdecerán con más brillo porque les alimentarán su recuerdo y su entrega, junto a los nuevos árboles plantados en el mundo entero por todos aquellos que luchamos por un mundo más justo, más solidario y más verde. Descansa en paz, Wangari .