San Antón Abad se vivió de forma especial este pasado fin de semana en Garrovillas de Alconétar. La ermita del patrón de los animales, a las afueras del municipio, ha sido restaurada por el ayuntamiento tras consultas con el párroco y la cofradía, lo que ha sido especialmente celebrado por los casi trescientos treinta hermanos que ésta tiene en la localidad.

Durante dos días no se descansó en Garrovillas gracias a la incansable actividad de los sanantoneros, a pesar del frío reinante. Las vaquillas, en un pueblo con gran tradición taurina, dieron comienzo el sábado a la fiesta. La charanga malpartideña 'La séptima cuadrilla' ofreció una gran variedad de canciones populares, entre las no faltó la de San Antón, cuya letra dice: "San Antón como era calvo le picaban los mosquitos y su padre le decía: ponte el gorro, periquito. San Antón, San Antón...".

La 'minaria' u hoguera que se enciende por la noche en la Plaza Porticada tiene para algunos estudiosos reminiscencias de ritos paganos romanos. Los fuegos artificiales dieron un toque mágico a la velada.

La noche no acaba nunca en Garrovillas y hubo baile en el salón social hasta la madrugada. Los sanantoneros se ocuparon de recordar a todos los vecinos --incluidos los dormidos-- que se está de fiesta y lanzaron cohetes cada media hora.

El domingo, tras la misa en la remozada ermita, el párroco 'don Nicolás' procedió a la bendición de los animales que los vecinos presentaron ante el santo: tortugas, gallinas, hurones, perros, canarios... Los más pequeños, en la plaza, pudieron disfrutar de juegos como la piñata, la cucaña o las carreras de sacos.

Posteriormente, hubo comida de hermandad de los cofrades tras la que comenzó una procesión en la que los vecinos aportaron viandas y animales al son de la charanga. Presentes como patatera, espárragos, e incluso perdices fueron subastados a mano alzada en el corral de comedias. En Garrovillas la devoción por San Antón y la fiesta van parejas y parece que crecen cada año.