La vida de la familia Arnelas Rubiales ha dado un giro de 180 grados después de que Soraya decidiera presentarse a los cástings de Operación Triunfo y lograr con su voz y su desparpajo sobre el escenario superar semana tras semana el examen ante un jurado exigente en el mundo de la música. Quienes no dan crédito de todo el revuelo que se ha originado alrededor de la chica son sus padres, Mari Carmen Rubiales, auxiliar de geriatría en la Residencia de Ancianos Buenos Aires, de Valencia de Alcántara, y Francisco Arnelas, pintor.

Ambos sólo tienen palabras de halagos hacia su única hija. "Es inquieta, extrovertida, nerviosa como su padre, nunca fue traviesa y siempre es muy cariñosa con nosotros",.

Francisco Arnelas, que hoy día ve su apellido escrito es carteles, páginas webs y televisión, resalta de su hija el respeto a la amistad. "Tiene un gran corazón y da todo lo suyo por los demás, hasta olvidarse de lo propio por favorecer a otros", añade.

Hace unos años, ya en Madrid, parece ser que la joven auguraba un futuro exitoso y así se lo manifestó a sus padres: "Aquí está mi futuro, iré al pueblo sólo en visitas".

Desde 1982

La historia de Soraya Arnelas comienza a las 15.20 horas de un día 13 de 1982. "Fue un día soleado", recuerda su madre. Recién nacida, la niña y sus padres vivieron más de un año en un chalet familiar en Puerto de San Roque, cerca de la frontera con Portugal, atractivo lugar donde la belleza natural tomó asiento. Ventajas que se insertaron en la joven cantante ya para siempre y le imprimieron carácter.

Después de residir en Puerto Roque, la familia ha vivido en las calles Ramón y Cajal y Santa María, para trasladarse finalmente a un acogedor hogar de la típica calle Entrecasas. En cada una de las residencias Soraya se llenó de amigos. "Fue siempre muy amiga de sus amigos desde la infancia", insiste su padre.

La joven estudió primaria en el colegio Nuestra Señora de los Remedios que regentan las monjas del Sagrado Corazón de Jesús. Cursó el bachillerato en el hoy llamado IES Loustau-Valverde y después de aprobar la selectividad comenzaron los deseos de buscarse un buen futuro con tan sólo 18 años. "Decidió primero estudiar arte dramático y la matriculamos en Madrid en la Academia de Cristina Rota, pero no cuajaron sus ilusiones", manifestó su madre.

Congresos y pizzerías

Encontró una oportunidad aprobando como azafata de congresos y trabajó al mismo tiempo en una pizzería, pero deseaba vivir mayores aventuras. Fue entónces cuando inició una nueva etapa para prepararse como azafata de vuelo, un objetivo que consiguió a los 20 años. Con la ayuda de sus padres viajó a París, Londres y aprendió varios idiomas. Su última aventura, adentrarse en Operación Triunfo , un camino que por ahora sólo le aporta alegrías y buenas emociones.