El colesterol alto, la hipertensión, la diabetes, y el ácido úrico pasaron a segundo plano en la celebración de la matanza típica que cada año organizan los socios del hogar de pensionistas de Moraleja.

El centro de mayores vivió ayer el día grande con la tradicional degustación de carne de cerdo a la brasa, acompañada de buen vino de pitarra de la Sierra de Gata. No faltaron las migas y el aguardiente a primera hora de la mañana. Y es que hubo más de 1.000 jubilados de la Sierra de Gata para degustar los tres cerdos que fueron sacrificados. "Bien temprano nos hemos puesto a cocinar las migas típicas y las hemos repartido entre los invitados que este año han venido", explicó María Suárez, socia del centro. "Da mucho trabajo, pero el resultado merece la pena", afirmó Enrique Cordero, presidente del hogar. Hoy la fiesta continúa con la degustación de arroz con carne, el adiós al colesterol también.