De poco sirvió que Ricard Pinilla y Oriol Plana aseguraran durante el juicio que nunca quisieron acabar con la vida de Rosario Endrinal, la mendiga que murió tras ser quemada viva en un cajero de La Caixa, en diciembre del 2005. Pidieron perdón y contaron que solo querían molestarla, divertirse... La Audiencia de Barcelona les condenó ayer a 16 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y a otro año por los desperfectos en el incendio que acabó con la vida de la mujer.

En total, Pinilla y Plana pasarán 17 años entre rejas, aunque el letrado de Pinilla, Antonio del Moral, ya anunció que recurrirá la sentencia porque, a su entender, durante el juicio, celebrado en octubre, no se acreditó que tuvieran la intención de asesinarla.

La magistrada ponente, Montserrat Birulés, ha interpretado los hechos de una manera muy distinta a la defensa. En la sentencia, el tribunal asegura que los dos jóvenes "actuaron conscientes de la altísima probabilidad" que había de que la mujer muriera, y aún así, "actuaron en consecuencia". Y subraya el "dolor intenso causado a la víctima", que agonizó 24 horas hospitalizada con quemaduras de tercer grado en el 68% de su cuerpo.

Rosario Endrinal, dormía aquel diciembre en el interior de un cajero en Sant Gervasi. Pinilla y Plana, que aquella noche cenaron con un grupo de amigos, incordiaron hasta en dos ocasiones a Endrinal. La indigente se zafó de los gamberros y se encerró en el interior del cajero. Pero ellos regresaron. Acompañados de Juan José Mena --que entonces era menor y ya fue juzgado y condenado a ocho años en un centro de internamiento-- "urdieron una trampa" para volver a entrar.

Queda probado que fueron Mena y Pinilla los que se apoderaron del bidón de disolvente que había en el primer piso de un andamio de obras del edificio de al lado. "Con plena conciencia de la alta probabilidad de acabar con su vida", relata la magistrada, Mena vertió el disolvente y se fueron "sonrientes" sin prestarle auxilio ni solicitarlo. El asesinato contó con un elemento que afianzó la acusación: las cámaras de seguridad grabaron el crimen. El fallo hace constantes referencias la video. Fue un asesinato grabado.