Decenas de expedicionarios han desafiado a la naturaleza, se han enfrentado a sus limitaciones y han salido victoriosos antes y después de que el noruego Amundsen se convirtiera en el primer hombre en pisar el Polo Sur, en diciembre de 1910. Al punto exacto donde convergen todos los meridianos han llegado desde finales del siglo XVIII misiones alemanas, escocesas, francesas, japonesas, chilenas, estadounidenses y surafricanas, que son también parte de la historia; pero lo que hay sobre todo es un inacabable apetito por ser los primeros: en avistar, en pisar, en sobrevolar o en atravesar. Los tres españoles que ayer emprendieron el viaje a la Antártida van camino de elevar la lista.

Por poco competitivas que sean sus voluntades, Eric Villalón, Jesús Noriega y Xavier Valbuena pueden, si el 27 de enero llegan al corazón del continente helado, hacerse un lugar en el índice de los pioneros: conformarían la primera expedición de discapacitados capaz de llegar al Polo Sur. Bajo el paraguas de Obra Social La Caixa, con el respaldo de un puñado de patrocinadores y en compañía de un par de expertos guías, caminarán 250 kilómetros en condiciones extremas, hostiles como hay pocas --vientos de hasta 300 kilómetros, temperaturas de 40 grados bajo cero-- demostrando que uno puede haber perdido una pierna (Valbuena), haber nacido sin una mano (Noriega) o padecer serios problemas de visión (Villalón), y así y todo tener sitio junto a sir Shackleton.

Han entrenado un año y medio para prepararse. "Y ya tenemos ganas de salir pitando, de estar allí, de hacerlo", se impacientaba ayer Noriega, madrileño, quien con sus dos colegas estuvo en noviembre en Groenlandia para saborear un entorno lo más parecido posible al que sufrirán. Cada uno empujará un trineo de 80 kilos y llevará cinco capas de ropa para combatir el frío. También hay una vertiente científica, de modo que recogerán muestras de hielo que, una vez en Barcelona, serán sometidas a análisis con miras a demostrar esto: que el Polo Sur, la zona más alejada de la civilización, también sufre los efectos de la contaminación humana.