Dos de los menores de edad que están siendo juzgados desde el miércoles por el crimen de la Patum de mayo del 2005 exhibieron navajas el día que Josep Maria Isanta murió apuñalado, según los testigos, aunque en la sesión de ayer no quedó claro si las usaron o no. El testimonio de los mayores de edad imputados por el mismo crimen, que serán juzgados en otro procedimiento, no sirvió para identificar a los autores de las puñaladas. Según la acusación particular ejercida por los padres de Isanta, estas declaraciones desmontan la versión que sostuvieron el miércoles algunos menores de que un insulto racista a uno de ellos había sido la causa de la respuesta violenta, puesto que los menores ya exhibían navajas con ánimo provocador antes de la agresión multitudinaria.

Los jóvenes declararon que antes de desatarse la pelea tuvieron otro enfrentamiento con un grupo de Sabadell. Ninguno de los mayores reconoció haber llevado navaja.

Cuatro de los testigos se negaron a declarar y se ratificaron en la versión de lo sucedido que dieron a la policía autonómica catalana y al juez de instrucción.

IMPUTADOS Su doble condición de testigos e imputados en la causa hace que cualquier hecho que admitan en el juicio de los menores les vincule en el suyo y que, en consecuencia, puedan acogerse al derecho a no declarar. De los nueve mayores procesados, sólo siete fueron llamados al juicio que se celebra a puerta cerrada en el juzgado de menores número 1 de Barcelona. En medio de fuertes medidas de seguridad, los padres de Josep Maria Isanta asistieron a la sesión.