En sus clases no se usan libros. Se graban largometrajes, se crean protectoras de animales, se enseña a hablar en público,... Y todo ello para aprender los programas de las materias. Dice que lo que caracteriza a su forma de enseñar es que usa el factor humano. Con esta didáctica, además de atraer la atención de sus alumnos y disminuir el absentismo escolar, el maestro zaragozano César Bona logró ser el único docente español candidato al Global Teacher Prize, el Nobel de la Educación. Junto a él hay otros 49 maestros de todo el mundo. La semana pasada se conoció que no está entre los diez finalistas, pero su candidatura le ha servido para tomar contacto con la educación de otros países y coger ideas. Hoy estará en Coria, donde ofrecerá una conferencia en el Centro de Profesores y Recursos, a las 10.00.

--¿Cómo llega un maestro español a ser candidato al Nobel de Educación?

--Un amigo vio en el periódico el certamen y me dijo que me iba a nominar. Al principio no quería, pero estuvo convenciéndome durante varias semanas y al final me decidí. Presenté un proyecto de lo que había hecho durante los seis últimos años en la escuela pública. Eso fue el comienzo de todo. Los pedagogos que había en la comisión decidieron que el proyecto que aporté merecía la pena.

--¿Cuáles eran esos proyectos?

--Creo que lo que gustó es que allá donde he estado tengo en cuenta el factor humano. Dar clases es mucho más que meter datos en la cabeza. Hay que dar la posibilidad de que los niños se impliquen, bien para aprender ellos mismos o para intentar cambiar la sociedad. También el escucharles. Estuve en un colegio de difícil desempeño; en una clase de 24 niños, 20 eran de México y una de Rumanía, de Gambia, Marruecos,... Les dije que qué me podían ofrecer ellos y Jali, por ejemplo, me enseñó a tocar el cajón.

--Uno de los proyectos fue una película de cine mudo...

--Fue en Bureta, un pueblo de 200 habitantes, con una escuela comunitaria con seis niños de cinco edades distintas, de etnia gitana. Había dos familias que no se llevaban muy bien y las puse como protagonistas de la película para que colaboraran. Fue una película de cine mudo de 40 minutos, obtuvimos un premio del Ministerio de Cultura y otro del Festival de la India. Lo más importante es que las familias ahora continúan siendo amigas. También hice un documental etnográfico para que los niños felicitaran a sus abuelos. Trataba de las raíces y les ayudó a interactuar con la gente mayor del pueblo. También les propuse que hicieran realidad los sueños que sus abuelos nunca habían conseguido. Salió un documental muy chulo.

--¿Qué más proyectos ha hecho?

--Pusimos en marcha una perrera que se llama El Cuarto Hocico. Estaba formada por un grupo de niños que llegaron a ir al congreso de los diputados. Creamos también una plataforma internacional.

--Ha logrado reducir el absentismo escolar en un colegio, ¿qué consejos daría a los maestros?

--Una de las claves es buscar una implicación social y ayudarles a participar en la sociedad. El hecho de sentirse implicados y ver que sus propuestas son escuchadas les hará ir mejor al colegio.

--¿Cómo son sus clases?

--Cada niño tiene un rol. Yo les digo que yo no lo sé todo. Vienen felices a clase, aunque de vez en cuando les echo alguna bronca. Les pido respeto y autoexigencia. Aprenden a hablar en público y a expresar emociones.

--¿Qué roles son esos?

--Está la encargada de la lista blanca de los altruistas. Tiene una lista que apunta quién quiere ser altruista con las mates, inglés,... para ayudar a sus compañeros. Se sientan juntos para ayudarse y van mejorando. También la abogada: si uno tiene cinco cruces por haber hablado demasiado se le quita medio punto. Lo puede recuperar llamando a un abogado y presentando un trabajo. Los roles se van cambiando.

--¿Usa libros?

--Lo que yo digo es que el libro no lo es todo. A veces los usamos, es una herramienta importante, pero no es la base principal. La base principal es estimularles la curiosidad, que hagan preguntas sobre lo que ellos descubren. Internet es una muy buena herramienta que antes no existía.

--¿Es una manera de que los alumnos aprendan por sí solos?

--La base está en guiarles un poco para que ellos vean que pueden descubrir cosas. Siempre teniendo cuidado con Internet, yo les digo que igual que hay tesoros también hay errores, por eso se les enseña a discriminar información, a comparar y a citar fuentes.

--¿Cómo eran sus profesores cuando iba al colegio?

--Tuve maestros de todo tipo. Un maestro me enseñó a amar la lengua, otro a aprender cómo no tenía que ser de maestro,... Yo era muy tímido, por eso no quiero que los niños lo sean y les enseño a hablar en público. A veces me aburría en clase por eso ahora intento que a mis alumnos no les pase. Me acuerdo mucho de cómo era de niño y eso ayuda mucho a los maestros.

--¿Cómo consigue ganarse la confianza de sus alumnos?

--Porque les escuchas, ven que ellos pueden opinar, que te preocupas por sus inquietudes, por lo que les preocupa, lo que les inquieta y lo que les gusta. Hay que inculcarles el respeto, pero no solo al profesor, sino a los demás, a los animales, al medioambiente,...

--¿Es necesario fijar una barrera para que a uno no le pierdan el respeto?

--El respeto te lo ganas respetándoles a ellos tú también. El respeto hay que estimularlo, imponerlo no es la mejor manera. No es que un maestro sea amigo de los alumnos, tenemos que enseñarles que somos emociones, pasamos muchas horas con ellos.

--¿Cómo decidió ser maestro?

--Cuando estudiaba COU no sabía que quería ser maestro. Fue cuando estudiaba Filología Inglesa, daba clases particulares y veía que los niños me entendían.

--¿Ha cambiado su vida desde que le nominaron?

--Mi vida es muy intensa ahora. Sigo compartiendo lo que han hecho los otros 49 compañeros porque esto es muy positivo para la educación. Pero sé dónde estoy, de dónde vengo y sé que soy maestro.

--¿Cómo se siente cuando escucha cosas tan bonitas de sus alumnos?

--Me siento afortunado de encontrarme con los niños cada día, por eso sé que quiero ser maestro.