Irma pasó por Cuba sin dejar víctimas mortales (al menos según el último balance) pero causando importantísimos daños materiales. Las provincias centrales de Camagüey y Ciego de Ávila son las que sufrieron más destrozos por la intensidad de unos vientos que llegaron a alcanzar los 200 kilómetros por hora. Especialmente afectados resultaron sus cayos, el grupúsculo de islas turísticas que bordean el litoral. La capital, La Habana, más al norte de la isla, tampoco pudo esquivar la destrucción, a pesar de que el huracán ya no golpeaba con la dureza que lo hizo en las regiones centrales. El emblemático frente martítimo, el Malecón habanero, tuvo que soportar olas de entre seis y nueve metros, hasta el punto de que el agua se internó hasta 250 metros dentro de la ciudad. Las autoridades aconsejaron la evacuación de toda la zona del frente marítimo pero solo algunos vecinos hicieron caso; otros, habituados a las inclemencias meteorológicas, decidieron permanecer en sus casas. La capital sufre severas inundaciones.

La potencia de los vientos arrancó árboles y desmontó tendidos eléctricos en toda la isla. Varadero, a 150 kilómetros al este de La Habana, en la provincia de Matanzas, uno de los principales polos turísticos de la isla, también padeció los efectos del Irma. De los 18.500 turistas que se encontraban alojados en la zona, 5.000 ya fueron evacuados el jueves de los cayos Coco, Guillermo y Santa María. Tras abandonar Cuba, para tocar Florida, Irma dejó definitivamente el Caribe con un balance de 25 víctimas mortales, una veintena en las Antillas Menores y el resto en Puerto Rico. M. MARTÍNEZ