TEtn otoño, una amiga sufrió un accidente de coche llegando a Montijo. Desde entonces, anda con muletas. El otro día fue a visitar una exposición a una entidad pública y sufrió de lo lindo: hubo de bajar y subir más de 100 escaleras. Sólo cuando la vida nos escayola reparamos en la dura realidad de la escalera... La pasada semana, desde la consejería de Bienestar Social se anunciaba la creación del Defensor del Discapacitado de Extremadura. Hay quienes entienden que es una figura necesaria y quienes estiman que es una figura involucionista que incide en la marginación: no es una normalización, sino una diferenciación. Sin embargo, con los grupos que han sufrido discriminación a lo largo de la historia (mujeres, discapacitados, determinadas etnias) es importante incidir en la discriminación positiva y este defensor sería un paso más en esa línea.

En Extremadura existe un marco jurídico suficiente para preservar los derechos de los discapacitados, lo que hace falta es que se cumpla la ley. Para que mi amiga con muletas pueda acceder cómodamente a cualquier sitio, bastaría con una nota de régimen interno de los alcaldes extremeños a sus técnicos de urbanismo ordenándoles que no den licencias de apertura a los negocios y obras que no cumplan las normas vigentes de accesibilidad. En ese punto y en el del porcentaje del 2% de discapacitados en plantilla habrá de actuar el defensor : ni la Junta, ni las diputaciones, ni los ayuntamientos, ni mucho menos la empresa privada cumplen ese porcentaje (sí en las convocatorias de plazas, no en las contrataciones).