España se comprometió en Kioto a no aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 15% respecto a las registradas en 1990, pero en el 2004 ya triplicó esa cifra. El índice creció el año pasado en 3,55 puntos y se situó en el 45,61% de incremento sobre la fecha de referencia, según el informe anual del sindicato CCOO presentado ayer en Madrid.

El nuevo aumento se debe al incremento sostenido de la demanda energética, que además coincidió con un mal año de producción hidroeléctrica debido a la escasez de lluvias. Cuando la energía hidroeléctrica no es suficiente, las eléctricas tiran de las centrales térmicas, que en España son el principal foco de emisiones de CO2 y de otros causantes de efecto invernadero.

En el 2003, España ya era el país de la UE que más incumplía el protocolo de Kioto, y con las nuevas cifras en la mano consolida su puesto como el peor situado para ajustarse a los compromisos. El informe del sindicato suele acercarse de manera muy aproximada al dato oficial que posteriormente facilita el Ministerio de Medio Ambiente.

Las perspectivas para este año también son negativas. Pese a la entrada en vigor del Plan Nacional de Asignación de Emisiones, el director de la edición española de la revista World Watch , José Santamarta, advirtió durante la presentación del informe de que los indicadores "van francamente mal", por lo que podría llegar a superarse la barrera del 50%.

Los motivos son los mismos que en el 2004: la falta de lluvias limita la producción hidroeléctrica mientras el crecimiento económico alienta el incremento desbocado de la demanda energética.

El secretario confederal de Medio Ambiente de CCOO, Joaquín Nieto, avisó de que, de seguir, España podría verse obligada a adquirir una cifra muy superior de derechos de emisiones a la prevista por el Plan Nacional, lo que tendría un impacto enorme en la economía.