De la alambrada al mar; de las escalas de caña para saltar la alambrada a las aletas y los trajes de neopreno para nadar mejor. Con una frontera terrestre casi inexpugnable, los inmigrantes subsaharianos y asiáticos que pretenden entrar ilegalmente en Ceuta han abandonado sus intentos de saltar la frontera y han desplazado su ruta de entrada hacia el mar, sacando partido de la particular geografía costera de esta ciudad enclavada en el Magreb.

Tanto en la bahía norte como en la sur de Ceuta, la frontera terrestre acaba penetrando en el mar una veintena de metros con un espigón coronado con una alambrada. Eso hace que, sobre un mapa, la ruta a priori no parezca difícil. Basta con nadar hacia el interior del mar un centenar de metros y así bordear los espigones manteniendo una distancia prudencial, pues si se rodean muy de cerca se es detectado.

El problema es que, una vez en el mar, la cosa se complica, sobre todo si, como les sucede a muchos inmigrantes, no se sabe nadar. Eso ha llevado a algunos a tomar clases de natación. Sus profesores son jóvenes marroquís de la zona, buenos nadadores, que les enseñan unos rudimentos para mantenerse a flote y usar las aletas.

POR POCOS EUROS Los cursos se los dan en una playa cercana a la isla de Perejil. Allí, los subsaharianos pagan 50 dirhams (cinco euros) por cada día de clase. El profesor, un joven camarero que así se gana un sobresueldo, da clases a grupos de seis.

Después de unas seis sesiones, la mayoría cree estar listo para probar la aventura. La travesía a nado se realiza de madrugada. Los subsaharianos intentan que la noche les oculte y evite su detección por la patrullera de la Guardia Civil y los agentes destacados en las garitas situadas de los espigones. Los inmigrantes se colocan trajes de neopreno que les protejan del frío del mar y aletas de submarinistas para impulsarse. Algunos se ponen un chaleco salvavidas o un flotador.

Desde enero, entre 50 y 60 inmigrantes han intentado realizar esa travesía marítima. La mayoría eran subsaharianos, procedentes de países como Chad, Sudán, Guinea Conackry, Costa de Marfil o Liberia, aunque se ha detectado el intento de paso de inmigrantes chinos.

"Yo tardé dos horas en conseguir nadar ese trayecto", explicó un inmigrante de Sudán que logró entrar y que está en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. "Esa travesía a nado es el último recurso que les queda a los subsaharianos", explica un oficial de la Guardia Civil. Si los agentes ven que el inmigrante está en dificultades le rescatan y la trasladan a Ceuta. Si está en buen estado se les hace volver hasta las aguas marroquís.