Tras el zarpazo al Gobierno con el documento sobre el aborto, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, clamó ayer contra la descristianización de España y comparó la situación actual con "las incertidumbres" de después de la primera guerra mundial.

El cardenal y arzobispo de Madrid eligió como escenario la explanada del mítico Cerro de los Angeles, en Getafe, Madrid. Arropado por 22 obispos y ante más de 10.000 fieles, renovó la consagración de España al sagrado corazón, 90 años después de la inauguración de este monumento en 1919 por el rey Alfonso XIII y el cardenal Guisasola. Ayer no hubo reyes. Solo Leandro de Borbón, hijo bastardo de Alfonso XIII y tío del rey Juan Carlos. Las máximas autoridades civiles presentes fueron el alcalde de Getafe, Pedro Castro, y los diputados del PP Arsenio Fernández de Mesa y Jorge Fernández.

Pero el purpurado madrileño contó con el respaldo de casi un tercio de los prelados españoles, con figuras tan destacadas como el flamante ministro de liturgia del Papa, el todavía cardenal Primado de Toledo, Antonio Cañizares, y el nuncio del Papa Manuel Monteiro de Castro. También ocuparon un lugar destacado el arzobispo emérito de Valencia, el cardenal García Gasco, y el obispo auxiliar de Madrid y portavoz de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino.

"TIEMPOS RECIOS" Rouco hizo un paralelismo entre la actualidad y los "tiempos recios" de entreguerras, en los que "detrás de la desolación física se escondía el vacío moral y espiritual". Entonces, la Iglesia, según el cardenal, ofrecía un camino de "salvación" para la humanidad. La ceremonia alcanzó el clímax cuando Rouco condenó el último atentado de ETA y pidió que "Cristo reine de nuevo en España para evitar la descristianización que no conduce a ningún futuro". "España necesita muchos santos y sacerdotes", remató.