Terri Schiavo sigue apagándose lentamente en Florida, tras cinco días sin alimentación artificial, mientras sus padres luchaban contrarreloj para lograr que el Tribunal Federal de Apelaciones de Atlanta (Georgia, EEUU) ordenase su reconexión a la sonda que la alimenta.

Un trío de jueces de este tribunal rechazó de madrugada revocar la orden de un tribunal federal inferior, que se inclinó por no alimentarla artificialmente. Apenas 10 horas después, los padres solicitaron que el tribunal completo, sus 12 magistrados, se pronunciara sobre el caso, y se hallaron con un nuevo rechazo.

ORDEN JUDICIAL El estado de Terri "se deteriora rápidamente", subrayaron los padres de la enferma, que fue desconectada de la sonda el viernes pasado, por orden judicial, y podría resistir unas dos semanas sin alimentación. Robert y Mary Schindler advirtieron también de que llegarán hasta el Tribunal Supremo en Washington.

"No se puede negar la tragedia que están viviendo los Schiavo", reconocieron dos de los tres jueces del Tribunal de Apelaciones que revisaron urgentemente la petición para su reconexión a la sonda. "Todos tenemos nuestra familia, nuestros seres queridos y nuestros hijos, pero se nos pide que tomemos una decisión sobre un tema legal", añadieron los magistrados Ed Arnes y Frank Hull, que se opusieron a alimentar de nuevo a la enferma, al revés que su colega, el juez Charles Wilson.

Después de que el Tribunal de Apelaciones completo se negara el miércoles revisar el caso, el siguiente paso legal para los Schindler, en su angustiosa pugna por evitar la muerte de Terri, será el Supremo en Washington. La más alta magistratura de EEUU, sin embargo, ha rechazado tres veces oir este caso, del que está pendiente todo el país.

"Este es un caso extraordinario y triste", comentó en Waco (Texas) el presidente George Bush, que se alineó con la familia de Terri frente a los esfuerzos de su esposo, Michael Schiavo, por permitir que muera, después de 15 años en "estado vegetativo persistente". Bush firmó una ley el pasado domingo para traspasar el caso de los tribunales estatales de Florida, que se alinearon con el marido, a los tribunales federales, donde la familia esperaba tener mejor suerte.

Fuera de la clínica de Pinellas Park (Florida) donde Terri agoniza, un grupo de opositores de la eutanasia continuaron rechazando ruidosamente que se la deje morir y 10 de ellos fueron arrestados por intentar colarse en la clínica para alimentarla. "Esto es un caso claro de tiranía judicial", dijo Tommy Melton, irritado con los tribunales.