Una monja que se dedicaba a atender a los recién nacidos en un hospital fancés, y que tuvo que dejar su trabajo por culpa del Parkinson, vio cómo los temblores y los síntomas del mal desaparecían algunas semanas después de la muerte de Juan Pablo II. El caso, publicitado ayer en la prensa italiana por el postulador de la causa de beatificación de Karol Wojtyla, Slawomir Oder, está predestinado a allanar el camino hacia la santidad del Papa polaco.

"No quiero hablar de milagro", ha declarado Oder para guardar las formas, pero esta persona ha vivido una experiencia que le hacía imposible actuar y, sin embargo, fue curada de esta enfermedad. Una enfermedad que era muy visible en la última parte de la vida de Juan Pablo II, comentó el joven prelado polaco, que sin citar la palabra Parkinson daba pistas sobre la evidente enfermedad de la monja.

Las religiosas francesas, compañeras de la monja, rezaron al Papa Juan Pablo II y el presunto milagro se produjo en mayo, sólo algunas semanas después de aquel 2 de abril en el que murió Wojtyla. El milagro, después de la muerte, era necesario para que el proceso de beatificación continuase y ahora un segundo milagro tendrá que encontrarse para que pueda ser proclamado santo, a pesar de la voluntad popular que pedía en plaza con pancartas y coros el ya famoso A Santo Subito (Santo enseguida) .

Según el exsecretario del Papa Juan Pablo II, ahora arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, sobre la posibilidad de que hubiese milagros no había problemas, "pues se han recogido tantos y la elección de Francia era porque era un país que nadie se esperaba".