Cómo definiría a su personaje de ´Cuéntame...´?

--Es un cura obrero joven y progresista, que simboliza el cambio que vivió la Iglesia española en los años 70, después de la llegada de Tarancón, y que contrasta con el sacerdote reaccionario, que encarna Fernando Fernán-Gómez. Mi personaje quiere revitalizar la parroquia, convertirla en un lugar de encuentro.

Un cura bastante polémico...

--Sí, plantea el tema de los anticonceptivos, la incorporación de la mujer al trabajo, las huelga de obreros...

¿Es difícil interpretar a un cura?

--No lo había hecho nunca, y sí, me ha costado aprender a dar la misa, la gestualidad, la técnica del rito, en definitiva, la mecánica del oficio. También he observado que el alzacuellos impone: cuando entro en una cafetería disfrazado, la gente te mira con cierto respeto.

¿A qué atribuye el gran éxito de esta serie?

--No se parece a otras, basadas en vínculos profesionales. Trata temas que interesan a los que vivieron una determinada época histórica, y también pueden atraer a los jóvenes que aún no habían nacido. Cuéntame... constituye una especie de álbum familiar de nuestra historia.

¿Cuál de los acontecimientos históricos que se retratan en la serie le ha impactado más?

--Quizá la llegada del hombre a la luna. Yo era pequeñito, estaba en el colegio, y también lo vivieron mis padres y abuelos. Para nosotros era una iniciación a la vida, y no tuvimos que pelear por un cambio.

¿Por qué se prodigaba tan poco en televisión?

--Bueno, en 1997 hice una serie en Tele 5 junto al malogrado Paco Rabal, que duró poco, De tal Paco, tal astilla . Y en TV-3 Tot un senyor . No tengo nada contra este medio, me parece interesante. Es un electrodoméstico que puede llegar a ser bueno o malo, según cómo lo utilices.

¿Presentaría un programa, fuera de su faceta de actor?

--Lo veo difícil. Sin el personaje, el actor se siente desnudo.