José María Aznar se quedó ayer solo en el Congreso al explicar la postura del Ejecutivo en el conflicto de Irak. Todos los partidos, salvo el PP, reprocharon al presidente su apoyo a Estados Unidos y rechazaron de plano las pruebas que ofreció para demostrar que Sadam Husein representa una amenaza para la seguridad mundial.

La esperada comparecencia de Aznar se convirtió en un encendido alegato por la paz, tanto en el hemiciclo como en la tribuna de invitados. El jefe del Ejecutivo tuvo que interrumpir por unos momentos su segunda intervención cuando una veintena de actores exhibieron camisetas y corearon consignas contra la guerra.

TERRORISMO

Pese a declararse partidario de una solución pacífica de la crisis, Aznar dedicó buena parte de su intervención a demostrar la amenaza de Sadam, a quien acusó de tener armas de destrucción masiva y vínculos con terroristas, en especial con Al Qaeda.

El presidente argumentó que "todos saben" que Husein tiene armas de destrucción masiva y armas químicas. Se remitió a un informe del anterior equipo de inspectores de la ONU que, en 1999, daba cuenta de los arsenales que aún mantenía Irak. También citó el informe presentado el 27 de enero pasado por el actual equipo de inspectores, que destaca la falta de aclaración por parte de Bagdad sobre una serie de materiales químicos y biológicos.

Respecto al vínculo de Husein con Al Qaeda, el presidente dijo que el responsable de esta organización en el desarrollo de "sustancias tóxicas para envenenamientos masivos", Abu Musa Al Zarkawi, huyó de Afganistán y "fue cobijado en Bagdad". Tras señalar que algunos colaboradores de Al Zarkawi fueron detenidos en España y Reino Unido, concluyó el presidente español: "El problema, por tanto, nos afecta, y bien cerca", sentenció.