La bajada de ingresos en los cultivadores de tomate se debe a dos factores. Por un lado, el exceso de producción acarrea una penalización, que este año alcanza el 30%, con lo que percibirán 2,3 céntimos por kilo, en vez de los 3,4 céntimos que perciben los tomateros de otros países. Por otro lado, el precio que las industrias pagan también ha bajado. Hace diez años se pagaban 9,9 céntimos por kilo y ahora se contrata a 3,9 céntimos.

En Extremadura hay 3.000 agricultores que dependen del tomate, y la actividad de este sector genera cada año un millón de jornales y mil empleos en las industrias transformadoras.

Extremadura produce anualmente más de dos millones de toneladas de tomate para transformados, lo que supone el 82% de la producción total española. En los últimos años, los agricultores han invertido alrededor de 66 millones de euros en adecuar sus explotaciones y en poner en marcha a través de cooperativas sus propias industrias transformadoras.