"El azar me condujo a esta aventura que sirvió para mi vocación y orientó mi vida sin posibilidad de renuncia". Con estas palabras iniciaba el exseleccionador de balonmano su discurso, no sin antes demostrar "el profundo agradecimiento" que siente tras recibir la máxima distinción de la región.

El mismo se definió anoche como el profesor que entrena balonmano, "porque entrenar y enseñar no es lo mismo", y se situó lejos de la práctica deportiva por el triunfo, puesto que esta "se aleja de los valores del deporte educativo y lúdico", una cuestión que él considera "grave". Como entrenador y seleccionador de balonmano ha tenido la oportunidad de conocer muchos países del mundo, en los que siempre se ha presentado como extremeño, a pesar de que "no es fácil explicar en China cómo se hace el gazpacho o lo que es la caldereta de cordero extremeña". Y tras hacer un llamamiento "por la educación deportiva plena y en valores", ofreció su galardón "a los pioneros del balonmano en Extremadura, a todos los practicantes y a todos los que contribuyen a su crecimiento".