Nunca he sido ni siquiera un simple aficionado del tema arquitectónico de nuestros pueblos y ciudades. Pero en mi ciudad del sur oeste de Extremadura, Jerez de los Caballeros, y basta si mi afición por la fotografía, siempre me ha llamado la atención como creo a otros muchos, aunque creo ya olvidada, la situación de la central de telefónica de la misma en pleno centro urbano de la histórica ciudad templaria. (La fotografía lo dice todo con arreglo al título.) La misma no es otra que las traseras de dicho edificio, instalado sobre uno de sus muchos torreones de la antigua fortaleza. La misma se construyó y en su momento todo un síntoma de progreso, en el nefasto régimen anterior. Como he dicho, siempre se ha comentado lo mal de su ubicación, pero ya han pasado muchos años, la mayoría de nuestra democracia y bastantes corporaciones locales, y ahí sigue. Volviendo al tema fotográfico, hoy día ya prácticamente es otro de los puntos visibles de la ciudad, a la hora de hacer cualquier toma y desde muchos lugares, lamentablemente comparativo con la estampa de nuestras bellas y conocidas torres. No puedo dejar de reconocer que la dificultad de su cambio deben de ser enormes, por muchas cuestiones después de tantos años, instalaciones que alberga y un largo etcétera. También por otro lado que hoy día todo este mundo moderno en el que vivimos creo que no es lo impresionante de un edificio lo que impere en estos temas tan tecnológicos. Lo que si es cierto limitándome a Jerez, aunque creo que en otros muchos lugares, y haciéndome eco de un tema muy comentado, no es otro que el hecho de que toda una ciudad tan valorada en monumentos e historia, es un verdadero agravio comparativo, ponerte pegas por una simple baldosa de un color u otro en una fachada y a la vuelta de la esquina encontrarse con este mastodonte. Solo para terminar insistir en la indudable dificultad, pero creo que existen varias personas muy conocedoras de nuestra historia y de gran valía que deberían ser impulsores de quitar del medio al armatoste telefónico del histórico torreón, aún sintiendo eliminar un paso casi obligado de mis amigas cigüeñas en su escalada hacia sus nidos en nuestras esbeltas y altas torres.