Se cumplen once años desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), declarara el flamenco como Patrimonio de la Humanidad. El flamenco "es una expresión artística, resultante de la fusión de la música vocal, el arte de la danza y el acompañamiento musical, denominados respectivamente, cante, baile y toque", detalla la UNESCO. Con motivo de esta efeméride, este martes, 16 de noviembre, la academia de baile de Salva Calderón, sacó sus clases a la calle.

En Monesterio, el lugar elegido fue la plaza de Eduardo Naranjo. Un lugar simbólico y emblemático, homenaje al pintor y a su obra, que por sus condiciones arquitectónicas puede convertirse, --y de hecho, ya ha ocurrido en más de una ocasión--, en el mejor escenario natural para la organización de diferentes actividades culturales en plena calle.

Salva Calderón junto dirigiendo su clase al arire libre Rafa Molina

Salva Calderón quiso hacer visible entre padres, madres, familiares y público en general el trabajo diario que se desarrolla dentro de las aulas de su academia. “Para nosotros no hay nada más importante que el flamenco, y este día, es para celebrarlo y compartirlo”, explica la bailaora.

Rincones emblemáticos del paisaje urbano de Monesterio, Fuente de Cantos, Santa Olalla, El Real de la Jara y Montemolín; --localidades en las que Salva Calderón imparte sus clases--, se convirtieron en improvisados tablaos flamencos, para mostrar, de cara al público, pasos y coreografías propios de las bulerías, los tangos, las sevillanas, o la rumba.

Sorprendidos

Los vecinos, y quienes transitaban a esas horas por las calles del pueblo, se vieron sorprendidos por este espectáculo espontáneo. “Nadie más que los alumnos entran en las clases”, dice Salva Calderón, con lo que, para casi todos, “ha sido todo un descubrimiento”, poder seguir en vivo, una clase normal de baile flamenco. Desde cómo se calientan pies y manos, hasta los necesarios ejercicios de equilibrio previos al baile.