Necesitará Cáceres 65.000 nuevas viviendas en los próximos 25 años como prevé el nuevo plan de urbanismo? ¿Podrá absorber la ciudad una oferta inmobiliaria de esa magnitud? ¿El modelo de ciudad que desarrolla el nuevo PGOU es acertado? Constructores, empresarios, arquitectos, expertos en urbanismo, agentes de la propiedad o representantes vecinales consultados por EL PERIODICO discrepan a la hora de responder a esas cuestiones, aunque todos coinciden en demandar un desarrollo de infraestructuras básicas previo al crecimiento urbanístico, como una presa o el hospital.

Mientras que los constructores creen que el volumen es asumible y aplauden que se haga un diseño urbanístico a tan largo plazo para la ciudad, desde otros colectivos, como los agentes de la propiedad inmobiliaria, se considera que acertar con lo que necesitará Cáceres en el próximo cuarto de siglo es una lotería, ya que no se ha hecho ningún estudio de esas necesidades ni de la realidad socioeconómica de la ciudad.

El nuevo plan general de ordenación urbana (PGOU) de Cáceres --sólo se tiene un borrador y de él han trascendido pocos datos-- permitiría la construcción de hasta 64.693 viviendas para algo más de 25 años. Actualmente, el casco urbano cuenta con 40.000 pisos o casas. Así, de cumplirse el nuevo PGOU, la ciudad contaría con unas 105.000 viviendas en torno al 2030.

Para entonces, el ayuntamiento cuenta con tener una población cercana a los 120.000 habitantes, según la proyección de crecimiento del último estudio estadístico elaborado por el servicio de informática del ayuntamiento. Si las previsiones urbanísticas y demográficas se confirmasen, la ciudad dispondría prácticamente de una vivienda (1,14) por habitante.

El mercado dirá si se podrán asumir las viviendas

El portavoz del equipo de gobierno y exconcejal de Urbanismo, Andrés Nevado, aseguró ayer que la prioridad es para 25 años, y "en ese tiempo va a haber 20.000 o 25.000 viviendas y, a partir de ahí, hay suelo en reserva, que no favorece la especulación". Valoró que la expectativa es hacer de Cáceres un polo de atracción, por lo que "las viviendas no serían excesivas".

"La cifra parece que asusta, pero es posible que un número importante de viviendas se desarrollen a posteriori --después del 2030--. No nos debe preocupar, el mercado tiene herramientas suficientes para regularse solo y es asumible por la población en ese recorrido de tiempo", dijo la presidenta de la Federación de Empresarios de la Construcción de Cáceres, Pilar Acosta.

Relativamente optimista también se expresó el secretario de la Federación de Empresarios de Cáceres, Pedro Rosado, quien consideró que es "bueno" que se prevea la posibilidad de construcción de las viviendas que pueden necesitarse en el futuro y que, luego, sea el propio mercado el que decida si se construyen o no. "Se dota suelo para poder construir, eso no significa que se vayan a hacer, dependerá del mercado, aunque probablemente no se hagan todas".

Dudas razonables sobre el crecimiento previsto

Antonio Campesino, catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura, afirmó que es "mucho" el número de viviendas previstas porque "no hay unas expectativas a corto plazo que indiquen un crecimiento de población para ello", ni en asimilación de inmigración, aumento de natalidad o derivación de población rural. "Nos cuesta crecer y los planes de urbanismo deberían ser más comedidos, no utilizar previsiones fantásticas de crecimiento", declaró.

El presidente del colegio de arquitectos, Angel González, no escondió su "asombro, de entrada" por las cifras previstas de viviendas, aunque no se mostró seguro de que no pueda asumirse. "Queda la duda de que es viable, aunque parece imposible ese ritmo de aumento si no hay una transformación industrial".

"Tengo la sospecha de que va a ser difícil conseguir un desarrollo demográfico que sostenga ese número de viviendas", apuntó por su parte el arquitecto y concejal socialista Miguel Hurtado. "Hay muchas dudas", añadió.

También fue muy pesimista el presidente del colegio de agentes de la propiedad inmobiliaria, Luis Alberto Alonso, que opinó que será "una lotería" si este plan acierta con las necesidades de la ciudad ya que éstas no se han estudiado.

La disponibilidad de suelo abarata los precios

Una de las cuestiones en las que constructores y empresarios basan su defensa de los niveles de crecimiento previstos en el nuevo plan de urbanismo es la necesidad de disponer de suelo. "Cuanto más suelo se tenga, más barato, e influirá en el precio final de la vivienda, que bajará", apostilló Pilar Acosta. Pedro Rosado aseguró, asimismo, que poner suelo en el mercado es una forma de abaratarlo, tanto para viviendas como para industrias.

Sin embargo, Campesino calificó de "locura" la cantidad de suelo urbanizable que está prevista, además de criticar el formato de ciudad diseñada en paquetes de suelo alejados, que supone un "despilfarro" en costes de servicios y dotaciones y que, a su juicio, crean "una ciudad insostenible y dispersa".

Miguel Hurtado defendió la relativa bonanza de prever una generosa dotación de suelo porque "no favorece la especulación", argumentó.

Desarrollo económico y de las infraestructuras

El presidente de la federación de vecinos, Miguel Salazar, exigió acometer infraestructuras hoy necesarias antes de abordar el futuro urbanístico, como la nueva presa o el hospital.

Pedro Rosado se manifestó en términos similares. En su opinión, el desarrollo económico que pueda traer el nuevo PGOU dependerá de las dotaciones, "hoy insuficientes, porque no tenemos ni agua". Todos los consultados coinciden en que el ordenamiento urbanístico puede contribuir al despegue económico de la ciudad siempre y cuando se hagan realidad los ejes de comunicación previstos (AVE y autovías) o se promueva el desarrollo industrial.