La hermana Blanca Flor Chaves es salvadoreña, pero prepara unas paellas de pollo y marisco para chuparse los dedos y cocina unas tortillas de patatas que saben a gloria bendita. Forma parte de la nueva congregación de religiosas que atiende la casa de ejercicios de la Montaña, cuya labor consiste en tener todo a punto (habitaciones, baños, comidas...) para los numerosos grupos de España y del extranjero que acuden a este lugar de oración y convivencia. Aunque las hermanas proceden de tierras americanas, su adaptación ha sido rápida: están a gusto en la ciudad, elogian la parte antigua, les encanta Cánovas y preparan los mejores platos de la cocina española para que los grupos se sientan de lo más cómodo.

Las religiosas encargadas de la casa de ejercicios siempre han tenido una connotación muy especial en Cáceres, por ser en cierto modo las hermanas de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad, con la que comparten este peculiar emplazamiento día y noche. Durante décadas, dicha labor ha correspondido a las Obreras de la Cruz, pero el año pasado, debido a la avanzada edad de algunas de estas religiosas y al trabajo que exige la casa --los grupos que llegan tienen hasta 56 miembros--, el obispo inició los contactos para que otra congregación pudiese hacerse cargo. Tras unos meses en los que colaboraron juntas las Obreras de la Cruz y las Misioneras de la Purísima, finalmente, el 25 de octubre, llegaron las Franciscanas de la Inmaculada Concepción, que ya se encuentran a pleno rendimiento.

"Mucha devoción por acá"

"La gente es muy acogedora en Cáceres, nos han sorprendido, y además se trata de un lugar muy bello, con mucha riqueza histórica bien compaginada con la parte moderna", comenta la hermana Gloria, una de las cuatro religiosas que viven en la casa. La actividad en el interior vuelve a ser evidente. "Ya estamos a punto y aceptamos a todos los que llaman para venir de ejercicios espirituales, convivencia o peregrinación. Hemos tenido grupos de Italia y hasta de China", revela. Y por supuesto, las monjas acuden a misa diaria en el vecino santuario de la Montaña, ayudando a alguna tarea. "Es una imagen muy bonita, mucha gente se acerca por acá, hay gran devoción".

Clínicas, universidades...

Se trata de auténticas mujeres trotamundos debido a la gran envergadura de su congregación, presente en todo el mundo. Fue fundada en Méjico en 1874 por el reverendo padre Fray Refugio Morales y mantiene una vida tanto contemplativa como activa, con la pobreza y la humildad como carisma, y una extensa obra en toda América, Europa, Africa y Filipinas a cargo de 1.206 hermanas de diferentes nacionalidades (sobre todo EEUU, Méjico y Centroamérica). Gestionan colegios, casas-hogar para niños y adultos, clínicas, universidades, parroquias, casas de retiro y otras misiones. Su presencia en España se circunscribe de momento a Extremadura: Belvis de Monroy (atienden tres parroquias), Membrío (una residencia de mayores) y Cáceres.

Cuatro son de momento las hermanas que viven en la Montaña y que tienen a su cargo 38 cuartos, otras dependencias y las tareas de cocina que precisan medio centenar de personas. Se trata de Gloria del Carmen Gómez, Blanca Flor Chaves, Guadalupe Panameño y Bilma Sonia Mejía (ausente estos días). Proceden de Guatemala y El Salvador, y constituyen otro ejemplo del auge de las vocaciones en América y su expansión para cubrir el déficit en otros lugares del mundo.