"A mi madre ya no nos la van a devolver, pero al menos queremos que se haga justicia y que al culpable le caiga la máxima pena posible, además de, por supuesto y si se puede, que le manden a su país y no vuelva nunca más a España". Es lo que piden Jesús y Javier Mateos García, hijos de la fallecida, que asistieron ayer al juicio, en el que declararon como testigos. Para ambos "sigue siendo muy duro" aún, y después de casi dos años, recordar lo sucedido, "algo que nunca imaginamos, pues este señor llevaba un año de alquiler con mi madre y, salvo por el hecho de que desde mayo debía algunas mensualidades, nunca había tenido con él ningún problema ni incidente que destacar".

Se mostraron también muy agradecidos con la labor policial, en especial con el agente de la Guardia Civil que detuvo a Ahmed Benali, pues "su actuación fue providencial, sin ella es posible que a este hombre nunca se le hubiera detenido". Se referían al cabo Raúl de Cáceres, que también declaró en el juicio. Fue él quien el 5 de agosto, dos días después del crimen, le detuvo en la estación de autobuses de Navalmoral de la Mata, donde tenía previsto sacar un billete de largo recorrido. El agente, de paisano, pues estaba fuera de servicio, volvía de hacer la compra con su mujer y su hijo cuando vio al acusado, al que identificó por una foto recibida el día antes con su orden de busca y captura, y le detuvo.