Estas fiestas de San Fernando serán un poco "raras" para Chesco Romero. Trabaja en Mérida y los días fuertes de la feria, el viernes y el sábado, coinciden con una actividad extraordinaria en el trabajo que tienen que llevar a cabo una vez cada cinco años. Aun así, no dejará de pasar por las casetas.

--¿Cómo vive la feria de San Fernando?

--Es una de las fiestas de la ciudad que más me gustan junto con el Womad, así que las aprovecho bien cada año.

--¿Cómo la pasa?

--Es una fecha en la que nos juntamos todos los amigos, porque vienen además otros que trabajan en distintos puntos de España. El sábado de feria organizamos una comida, igual que hacemos en Navidad, y después nos vamos a las casetas a disfrutar del ambiente de la feria. Ahí ya cada uno aguanta en función de lo que tenga que hacer, aunque normalmente nos acabamos desperdigando. Los que tienen niños van a los cacharritos y los que no continúan por las casetas. Algunas veces hemos acabado saltando en alguno de los castillos hinchables.

--¿Hay algo que no se pierde?

--Desde hace cinco o seis años, nos hemos aficionado a competir en la caseta de carreras de camellos. Nos picamos todos los amigos y el que llega el último paga una ronda de cervezas. El viernes me gusta también ir a algún concierto, normalmente en la caseta municipal.

--¿Qué recuerdos tiene?

--El primero que tengo es de la época en la que la feria estaba en la barriada de los Fratres. Me acuerdo de los ponis, de lo mal que olían, y de cuánto me gustaba montar. También me encantaban los coches de choque, pero los grandes, así que siempre tenía que montar mi padre conmigo en ellos.