La policía mantiene abierta la investigación para tratar de esclarecer el doble crimen del residencial Gredos, en el que un empresario y su mujer aparecieron en su domicilio muertos a tiros de escopeta el pasado lunes. Tras decretar el juez el secreto expreso del sumario, las pesquisas para tratar de localizar al autor o autores de los hechos siguen en marcha. La Delegación del Gobierno en Extremadura ya descartó el día en el que se conoció el suceso que pudiera tratarse de un robo o de un caso de violencia de género, aunque sí precisó que "había una tercera persona implicada" en el caso.

La única novedad la aportó ayer Jerónima Sayagués, subdelegada del Gobierno en Cáceres, que apuntó a Efe que el hijo del matrimonio que vivía con ellos se encontraba "en paradero desconocido". Ayer tampoco acudió al funeral que se celebró por la tarde en la iglesia de Santiago. Familiares de los dos fallecidos también indicaron a este diario que desconocían dónde se encontraba el hombre, de unos 40 años y el menor de los cuatro varones de la familia de Manuel Barra y Consuelo Quintanilla, que también tuvieron dos hijas.

Mientras tanto, las circunstancias que motivaron el suceso siguen siendo una incógnita. Tras haber confirmado el lunes que los cuerpos fueron encontrados en habitaciones distintas del número 63 de la calle Peñalara, cada uno tendido sobre la cama con disparos de una escopeta de caza que pertenecía a la familia, la Delegación del Gobierno en Extremadura se limitó ayer a informar de que ya había concluido la autopsia practicada al matrimonio, cuyos cuerpos fueron entregados a la familia para que pudieran recibir sepultura.

DATOS Sayagués se mostró convencida de que la autopsia revelará "datos interesantes" que permitan dilucidar las causas de la muerte del matrimonio, caso cuyas diligencias instruye el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Cáceres.

Fuentes policiales consultadas por este diario eludieron dar datos sobre la marcha de las investigaciones, al encontrarse el caso bajo secreto expreso de sumario. Estas mismas fuentes se limitaron a señalar que se continúa investigando para tratar de esclarecer las dos muertes, producidas con un arma de fuego que se encontraba en el interior de la vivienda, situada en una zona tranquila al norte de la Mejostilla, en las proximidades de la casa de cultura del residencial Gredos.

En similares términos se expresaron ayer desde el Tribunal Superior de Extremadura, añadiendo que no existían datos nuevos que pudieran dar luz a un crimen que ha conmocionado a la capital cacereña, mientras el juzgado mantiene el secreto expreso de las actuaciones en torno al caso. Manuel Barra regentaba desde hacía años una fábrica de plásticos en Puente Vadillo. Quienes le conocieron le recordaban ayer como un hombre cercano y simpático, que se caracterizaba por su carácter afable, al igual que su esposa, con la que fue encontrada en el domicilio.

En cualquier caso, todas las fuentes consultadas prefirieron apostar por la cautela hasta que terminen las investigaciones que puedan dar con el autor o autores del doble crimen. La Delegación del Gobierno sí ha precisado que las muertes "podrían haberse producido a primeras horas de la mañana del pasado domingo, doce o quince horas antes de que fueran encontrados los cadáveres". Un hijo del matrimonio encontró a las víctimas alrededor de las 10.30 horas del pasado lunes tras acercarse a la vivienda de la Mejostilla a ver qué le pasaba a sus padres porque no contestaban al teléfono. La Delegación del Gobierno no ha precisado si estaban durmiendo cuando murieron ni si tenía constancia de que existieran denuncias por disputas familiares anteriores.

Asimismo, confirmó que, hasta la llamada del familiar del matrimonio muerto, la policía no había recibido ningún aviso de vecinos por disparos, ruidos o desorden. La primera noticia que tuvo la policía fue la llamada que realizó el familiar a la sala del 091 de la comisaría cacereña tras descubrir los cadáveres. En la vivienda se encontró una escopeta de cartuchos que fue utilizada en el doble crimen. Se da la circunstancia de que tanto el padre fallecido como el hijo desaparecido coincidían en su afición por la caza, según confirmaron allegados de la familia Barra.

Antes de que los cuerpos recibieran sepultura en la tarde de ayer, un gran número de amigos visitaron la capilla ardiente instalada en la sala 1 del tanatorio San Pedro de Alcántara en la avenida de la Hispanidad. Familiares de las víctimas intentaban sobrellevar en la medida de lo posible el drama que ha supuesto la pérdida del empresario y su esposa, a quienes también recordaban ayer en la zona de Caleros-Tenerías, donde habían crecido y aún conservaban clientes de la fábrica de plástico a quienes seguían sirviendo material.

La muerte de ambos ha supuesto un mazazo que la investigación deberá clarificar. Muchos seguían sin dar crédito a lo ocurrido en la vivienda de la calle Peñalara, donde tampoco los vecinos acertaban a entender el pasado lunes qué podía haber ocurrido. El matrimonio deja seis hijos: Elena, Gema, Carlos, Domingo, Jorge y José Manuel y una vida dedicada a su negocio. Ahora debe ser la policía la encargada de resolver el caso.