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EL NEGOCIO SE QUEDA EN MANOS DE UN ANTIGUO EMPLEADO QUE TRABAJO CON EL

Medio siglo cortando cabellos

Tras 27 años al frente de su propia peluquería en la calle León Leal, José Burgueño se jubilará el próximo 30 de noviembre poniendo fin a una vida con las tijeras en la mano

Medio siglo cortando cabellos

Una vida con las tijeras en la mano. Con 65 años, José Burgueño, propietario de la peluquería que lleva su mismo nombre y que fundó el 27 de de junio de 1988 --cumplió 27 años este año--, cortará su último cabello el próximo 30 de noviembre y dirá adiós así a la que ha sido su mayor pasión. Burgueño se jubila. "He vivido para la peluquería y para los clientes, algunos de ellos llevan conmigo más de 30 años y es algo que agradezco de corazón", descubre.

De padre y hermano peluqueros, confiesa que "no tenía más remedio" que seguir la tradición familiar ya que "siempre me ha gustado la peluquería". Con 12 años comenzó a aprender las técnicas del mundo de los cortes de pelo y con 14 ya era profesional. "Entonces trabaja en la barbería de mi padre, en Garrovillas de Alconétar, y más que cortar el pelo lo que se demandaba eran los afeitados".

A los 20 años se va a hacer el servicio militar a Cáceres, donde también cortaba el pelo y afeitaba a sus compañeros, para dos años más tarde emigrar a Barcelona. En la Ciudad Condal cambia constantemente de peluquerías, aunque "cada vez a mejor", hasta que encuentra trabajo en un completo salón de belleza donde permanece seis años y aprende técnicas como el implante de pelo postizo. "Venían personajes famosos, futbolistas, árbitros... ".

Ahí va un paso más allá. "Yo siempre había cortado el pelo a caballeros y al aprender a tratar el de señoras también crecí como peluquero". Nunca dejó de formarse ni de innovar. "Compaginaba el trabajo con cursos de formación y certamenes de peluquería. Y sigo suscrito a revistas para mantenerme al día".

Vuelta a Extremadura

Entrada la década de los 80 Burgueño pone fin a su aventura catalana. Hace las maletas y, tras un paso fugaz por Plasencia, regresa de vuelta a Cáceres, a la Peluquería Macías, donde implanta sus conocimientos adquiridos en la costa brava. "Hacíamos tratamientos capilares para la caída del pelo, ponía postizos, tintes e incluso rizaba el pelo a los chicos, todas ellas

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