Los que la conocieron aseguran que era una persona amable, extrovertida y educada, pero que necesitaba ayuda. El martes, la policía local y los bomberos la encontraron fallecida en su vivienda, en el bloque número 8 de la avenida de la Bondad, después de forzar la entrada. Murió por causas naturales, tenía 84 años y vivía sola en el 7ºC del inmueble, donde hay 47 pisos más.

Para acceder al interior de la vivienda, los bomberos tuvieron que echar la puerta abajo. Una vecina de su misma planta tenía una copia de sus llaves, pero después de intentar abrir con ellas se percataron de que la fallecida había dejado puestas las suyas por dentro, con lo que no hubo más opciones que la de forzar la entrada.

"Siempre la veía por la terraza, porque se asomaba todos los días y nuestros balcones son contiguos. Me extrañé cuando dejé de verla a diario. Se lo comenté a una vecina justo un día que ella iba a ir al Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS), y me dijo que lo comentaría allí. Vino la asistenta y fue la que avisó a la policía", cuenta la vecina de la puerta de al lado.

Cuando los agentes entraron en el domicilio, comprobaron que la mujer padecía el conocido como síndrome de Diógenes, un trastorno del comportamiento que afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que viven solas y que las lleva a aislarse por voluntad propia en su vivienda, acumulando cantidades ingentes de basura y cosas inservibles en el interior.

Eso y cinco mascotas, tres perros, un gato y un loro, fueron sus únicos acompañantes hasta el final. "No sé si ella estaba capacitada para vivir sola, no lo parecía", comenta otra vecina. "Creo que sufría algún problema o ya de anciana estaba perdiendo lucidez. Vivía con muchos animales y en unas condiciones muy malas".

Sin hijos, y "con un exmarido que iba y venía", el resto de residentes del bloque se extrañaron al comenzar a echarla en falta en sus paseos, dicen, que solían ser diarios. "Era raro que no saliera porque caminaba todos los días. Iba a tomarse algo a los bares cercanos y llevaba su carro, ya no sé si como andador para ayudarse a caminar o para recoger lo que se encontrara y subirlo a casa porque tenía la vivienda llena de cosas", descubre otra vecina, que llevaba "dos semanas sin verla, cuando no era normal, ya que paseo a mi perro con otra amiga y la veíamos siempre".

Los ladridos de los perros del 7ºC fueron otro de los factores que hicieron temer lo peor. "A la vecina de al lado le extrañaba que los perros ladraran tanto, porque cuando ella estaba en casa no ladraban, y si se iba lo hacían pero a más distancia de la puerta. Sin embargo, en esta ocasión oía los ladridos justo en la puerta, que fue lo que más le sorprendió, porque a ella no se le escuchaba".

Ayuda del IMAS

El IMAS le ofreció ayuda en varias ocasiones, pero la residente en el 7ºC se negaba siempre. Solo se le pudo limpiar la vivienda una vez. Igualmente, desde el IMAS se le propuso la posibilidad de prestarle servicio de ayuda a domicilio, ya que se consideró que era un servicio que le era necesario. Sin embargo, tal ofrecimiento fue rechazado también. "Le mandaban asistentes sociales a ayudarla para bañarla y limpiarle la casa pero ella no quería abrirles. Ni si quiera les contestaba. Por eso pienso que no estaba muy bien mentalmente, no tiene sentido que te quieran ayudar y tú no lo permitas".

El cuerpo de la fallecida fue retirado por los servicios funerarios el martes, una vez se levantó el cadáver por parte del forense de guardia y después de que se personara en el lugar de los hechos el exmarido de la anciana. Los animales fueron entregados a la protectora, que se hizo cargo de ellos.

La vida seguía ayer su curso en la avenida de la Bondad, el rellano vacío, y en el recuerdo solo el triste final de la vecina del 7ºC.