Uno de los restaurante más carismáticos de la ciudad dice adiós. Lo hace, además, tras haber sido pionero en cocina italiana en Cáceres y tras 24 años de actividad. El Chiara, en la céntrica plaza de San Juan, cierra por el cansancio de su dueña, María Jesús Ortiz, y por su rechazo a la hostelería actual. "A mí me gustaba lo de antes, cuando la gente venía, se sentaba a comer y podías salir a hablar tranquilamente con todo el mundo. Ahora llegan con prisa, quieren comer tapas rápido e irse", afirma a este periódico en su local, lleno ya de cajas de embalaje y con la vajilla recogida encima de las mesas.

A su hasta ahora propietaria se le ocurrió la idea tras una charla con sus amigos en el antiguo pub Calígula. "Aproveché que no había ningún italiano en la ciudad pero yo no tenía ni idea de nada. A través de Paco Movilla conseguimos un cocinero italiano y, entonces, abrimos", recuerda. Era 1992. Veinticuatro años después, y con la decisión del cierre recién tomada, tiene palabras cariñosas para todos los clientes que han pasado por el Chiara. "La gente se ha quedado muy sorprendida, y yo no pensaba que podía recibir tanto cariño" reconoce. Y tiene claro con lo que se queda después de tanto tiempo. "Con el día a día de mis clientes, con el verlos entrar por esa puerta. Con ellos he compartido todas mis alegrías".

Sentada en una de las sillas del Chiara, María Jesús Ortiz rememora algunas anécdotas. "Al principio, hubo quien me dijo que el carpaccio estaba poco hecho y que lo quería vuelta y vuelta", dice. Y también recuerda a ilustres clientes. "Cuando rodaban La Celestina, vinieron a comer aquí Penélope Cruz y Maribel Verdú". También Dania Dévora, directora del Festival Womad, solía acudir al italiano con bastante regularidad. "Todos los años. Ya se lo hemos comunicado y me ha expresado su tristeza", dice María.

"Todo tiene su momento y el mío ya ha llegado", concluye Ortiz, que ahora se plantea escribir un libro con todas las recetas del Chiara. "Me lo han pedido y me lo estoy pensando. Siempre he querido transmitirlas", admite. Ahora, con el cerrojo ya echado, espera que la gente pueda "encontrar un poco de mi hostelería en el restaurante de mi hermano, Calenda" y se deshace en elogios a su clientela y a sus compañeros de profesión. "Me acuerdo del entrañable Eustaquio Blanco, de Manolo Espada, Jesús Villa, Manolo Flores, Cristina, Pilar, Cuca o Rafael Arnáiz. He pasado horas charlando con ellos", finaliza.