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Los renglones torcidos

TTtodos sabemos que la Historia la han escrito siempre los vencedores. Quienes además de arrebatar a los derrotados sus bienes, tierras y posesiones; procuraron también arrebatarles el buen nombre, asegurando en sus manipulados y falsos "cronicones" que todos los males del reino eran la "herencia" que habían dejado los "adversarios" en el tiempo que ocuparon el poder.

Un conocido "caradura" de los "vencedores" actuales, asegura incluso que fueron los dirigentes democráticos de la II República quienes provocaron un millón de muertos en España.

Desgraciadamente la Historia se repite; y aunque ahora ni los vencedores ni los vencidos se refieran a batallas ni a reconquistas en sus reportajes, sino a "elecciones generales" o a procesos políticos que rebasan los reinos; el resultado es el mismo, y los que detentan el poder hablan de "graves deficiencias", de "dislates presupuestarios" y de corruptelas que vienen de atrás y que están intentando "reparar"; mediante nuevas leyes o con medidas claramente injustas, que agravan la situación de la ciudadanía --los "perdedores"-- provocando su migración - su huida o su expulsión forzada - hacia otros horizontes laborales o sanitarios que sean menos crueles, exclusivistas o discriminatorios.

Entonces: ¿Podríamos buscar en el pasado situaciones similares a las actuales, para evitar los resultados negativos que entonces azotaron a los españoles? Seguramente, sí. Pero todo es relativo en el devenir de los problemas humanos; tengamos en cuenta que han sido muy escasos y dispersos los momentos históricos en los que los españoles han gozado de periodos democráticos - auténticamente democráticos, como la breve II República - y por tanto no son abundantes las secuencias comparables, incluso del siglo XX.

Uno de esos paralelismos históricos quizá podamos encontrarlo en las décadas finales del siglo XIX, o en las primeras del XX; hace más o menos cien años; cuando se produjo en España el cambio de régimen político - pacífico y pactado - entre las fuerzas burguesas que no querían perder la posición privilegiada que la Monarquía Borbónica siempre les había reservado, después de repetidas Dictaduras castrenses - los "Espadones" de mentalidad militar - que habían llevado al país a guerras, crisis, enfrentamientos internos y atraso dentro del contexto europeo.

Entonces se produjo una "Restauración" de la Dinastía, bajo el diseño conservador de Antonio Cánovas del Castillo, consensuado en secreto --el "Pacto de El Pardo"-- con el Partido Liberal: la Constitución, la "estabilidad manipulada", la seguridad bancaria y financiera y el rechazo de todo lo que fuera "socialismo", democracia real, reconocimiento de derechos y libertades o justicia en los procesos electorales. Los "pilares" de este régimen recién "restaurado" eran: el "pucherazo" en las urnas y el "bipartidismo" institucional entre las fuerzas burguesas y católicas. ¡Cuántas semejanzas en su diseño y redacción! Cuantas coincidencias en su inspiración, en la estructura política resultante, en los pactos y conclusiones para fijar el "bipartidismo" y la sucesión en el poder, sobre los falsos carriles de una democracia muy manipulada.

¡Que torcidos se escriben algunos párrafos de nuestra reciente historia!. Esperemos que sus consecuencias no sean tan nefastas.

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