«Aquel día fue intenso y a contrarreloj, tuvimos muy poco espacio de tiempo para pensar qué hacer o cómo ayudarles y creo que salió lo mejor posible». Así recuerda Cristian García, (21 años y estudiante de Magisterio) la tarde del 18 de agosto cuando, junto a su hermano Raúl Miguel y a su padre, Miguel Ángel, guardia civil, rescataron a ocho personas de una embarcación a la deriva y en llamas en el pantano de Gabriel y Galán. Ayer los tres fueron condecorados con la cruz con distintivo blanco que reconoce su labor por salvar aquellas vidas. Disfrutaban de un día en familia con sus canoas cuando escucharon un fuerte estruendo que provenía de la explosión del motor de una embarcación. Sin pensarlo Miguel Ángel y su hijo pequeño acudieron hasta la barca, que estaba en llamas. Primero rescataron a un bebé de pocos meses y lo llevaron a la orilla. Después Miguel Ángel y su hijo mayor dieron varios viajes para rescatar al resto de los ocupantes, que tenían gran parte de su cuerpo quemado. «Pasé miedo al principio. Solo pensábamos en la gente de la barca y en cómo podrían estar», recuerda Raúl Miguel. Su madre, Montserrat, atendió a los heridos. H sira rumbo