La Diócesis Coria-Cáceres recuperará el 1 de enero de 2017 la Sala Clavellina para su explotación, que hasta ahora tenía cedida a la Fundación Bancaria Caja Extremadura a través de un contrato de alquiler. La sala ha sido desde hace años uno de los espacios culturales más emblemáticos de la ciudad y que vaya a seguir teniendo un uso similar no está claro. A día de hoy, la utilidad que le dará el obispado aún no está definida, ya que se trata de una decisión que debe de afrontar el consejo episcopal.

Según fuentes del obispado, el contrato de arrendamiento expiró hace tiempo. Entonces, la diócesis realizó una propuesta a la fundación bancaria para prorrogarlo, pero ésta finalmente decidió no renovar la cesión. Aún con el contrato expirado, desde el obispado remarcaron que el edificio no se ha recuperado todavía para no perjudicar las actividades que había programadas de aquí a final de año.

El fin de la relación entre el obispado y la fundación bancaria afectará a los actos que ya había programados para el próximo año y que se iban a celebrar precisamente en la Sala Clavellina. No obstante, aunque por parte de la Fundación Bancaria Caja Extremadura aún no existe versión oficial, según ha podido saber este diario la entidad está buscando espacios alternativos para que todas las asociaciones que contaban con el uso del Aula Clavellina puedan llevar a cabo las actividades culturales programadas para el próximo año.

Pese a ello, la situación ha afectado a colectivos que hacían uso de la sala como la Asociación Musical Cacereña, que tenía prácticamente toda la programación del 2017 cerrada. «Había prevista una docena de conciertos. Uno en enero que lo he tenido que aplazar a mayo, tres en febrero, otro en marzo...», comentó el presidente de la asociación, Pepe Romero, que está buscando locales alternativos. «He mirado en el Chalet de los Málaga, en el Gran Teatro, pero su programación está bastante cerrada y habría que pagar por el alquiler...». El colectivo lo forman 200 socios que pagan una cuota de seis euros al mes (los niños tres euros) y su economía no es muy boyante.

La Fundación Bancaria Caja Extremadura y Liberbank son el resultado de la escisión de la Caja de Extremadura, que se fragmentó en estas dos personas jurídicas independientes. La obra social de la Caja de Extremadura pasó a integrarse en la fundación, mientras que el negocio bancario fue cedido a Liberbank. A cambio, la fundación recibió una serie de acciones, las cuales producen unos dividendos de los que se nutre. Así, la fundación bancaria es un socio con participación en Liberbank, cuyo patrimonio lo constituyen las acciones que tiene en el banco.