Ya nadie vive allí. Al igual que Chernóbil (aunque por causas muy diferentes), Granadilla también es un pueblo fantasma. El municipio, situado en el norte de la provincia cacereña, se comenzó a perder para siempre el 24 de junio de 1955. Ese día, el Consejo de Ministros franquista decretó la expropiación de la mayor parte del término municipal, incluyendo el casco urbano, debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán. Cinco años después, el 15 de junio de 1960, se notificó a los vecinos que, a partir de ese día, las fincas y el pueblo se consideraban legalmente ocupadas por la Administración del Estado y que no podían reclamar derecho alguno sobre las que habían sido sus propiedades. Los habitantes abandonaron sus tierras y sus hogares para no regresar jamás. Los últimos que lo habitaron se marcharon para siempre en 1964.

Sin embargo, hoy en día todavía hay ‘vida’ en Granadilla, al menos durante el periodo en el que funciona el Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados (Pruepa), el cual ha sido reconocido con la décima edición del premio ‘Valores Extremeños’ que le ha otorgado la Asociación Cultural Amigos de la Estatua del Poeta Gabriel y Galán en el Paseo de Cánovas este pasado 6 de enero. En ediciones anteriores, este premio lo han recibido los ganaderos trashumantes de La Garganta; el fotógrafo del periódico Hoy Fernando García Núñez; el presidente de la Asociación Contra el Cáncer, Delfín Hernández; el director de la Obra Social Caja Duero, José María Asenjo; el cantaor de flamenco Simón ‘El Niño de la Rivera’; el pintor José Massa Solís; el cantautor Pepe Extremadura; el maestro Manuel Izquierdo Montes; y el locutor, actor y también maestro Primitivo Rojas.

El Pruepa se trata de un proyecto de educación ambiental promovido por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) y dirigido a institutos de secundaria de todo el país. Arrancó hace ya casi 33 años, en 1984, y se desarrolla en tres pueblos abandonados: Búbal (Huesca), Umbralejo (Guadalajara) y Granadilla, con el objetivo de acercar la vida rural a los jóvenes transmitiéndoles conceptos complementarios a la enseñanza en las aulas como «el valor de la naturaleza, del patrimonio arquitectónico, del medio ambiente, del desarrollo rural, de la convivencia...», desvela el propio coordinador del Pruepa en Granadilla, Sergio Pérez.

Para participar, los centros interesados deben elaborar un proyecto de recuperación para desarrollar, durante una semana, en uno de los tres pueblos abandonados y remitirlo al Mapama, que se encarga de revisarlo junto con los coordinadores del Pruepa con vistas a seleccionar a los mejores, ya que cada semana solo nueve centros visitan los municipios --tres grupos de 25 alumnos y dos profesores por localidad--.

Una vez allí, además de participar en talleres de diferentes disciplinas --educación ambiental, animación, antropología, carpintería, cerámica, expresión corporal, danzas, salud, reciclaje, vídeo o fotografía--, los alumnos aprenden oficios como artesanía, recuperación de espacios, transformación de materia (convertir la fruta en mermelada), servicios generales, ganadería, agricultura, repostería o jardinería, entre otros, cuya formación corre a cargo de una plantilla de 18 trabajadores integrada por personal de la Junta de Extremadura y el Mapama. Desde su creación, por el programa han pasado ya 60.000 alumnos y 5.000 profesores, de los cuales 780 y 64, respectivamente, lo han hecho por Granadilla a lo largo del 2016 que acaba de finalizar.

13 semanas

El Pruepa, años atrás, solía funcionar desde la llegada de la primavera hasta la aparición del invierno. Sin embargo, este 2016 apenas ha contado con 13 semanas. «Tres en verano y diez en otoño», comenta Pérez, que reclama más apoyo por parte del Mapama para potenciar este programa. «Necesitamos seguir recuperando Granadilla y para eso son necesarios más profesionales. Además de contar con docentes y monitores, necesitamos profesionales de albañilería y carpintería para que, junto con los chavales, puedan recuperar una serie de infraestructuras que, si no, se nos terminarán cayendo. Necesitamos mejores instalaciones para que el proyecto se realice durante todo o casi todo el año, ya que, por ejemplo, al no tener calefacción en las casas donde se hospedan cuando vienen, tenemos que dejar de funcionar en invierno a causa del frío», lamenta el coordinador del Pruepa en Granadilla.

No obstante, el futuro pinta cada vez más alentador para la localidad de Granadilla. A iniciativas como el Pruepa hay que sumarle la remodelación de la carretera CC-13,2 que une Zarza de Granadilla con el municipio. La institución provincial ha destinado 350.000 euros para arreglar un tramo de unos cuatro kilómetros con una antigüedad de unos 30 años, cuyas obras salieron a licitación el 4 de noviembre.

La localidad de Granadilla, realmente atractiva para el turismo, está más viva que nunca desde 1964.