La ginecóloga que atendió a Nagore Orcera, la joven que falleció después de que se le practicara una cesárea en el hospital San Pedro de Alcántra, asegura ante el juez que se actuó siguiendo los protocolos. La doctora prestó ayer declaración ante el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Cáceres a petición de la acusación particular, ejercida por el abogado Daniel López Vivas, que defiende a la familia de la fallecida.

Los hechos ocurrieron el pasado mes de agosto tras dar a luz a su segundo hijo. Horas después de la operación comenzó a sangrar, por lo que tuvo que ser intervenida una segunda vez. Falleció al día siguiente de tener a su hijo por un fallo multiorgánico provocado por la pérdida de sangre.

La familia presentó una querella criminal contra el Servicio Extremeño de Salud (SES) por homicidio imprudente porque considera que la joven murió debido «a los defectuosos cuidados» que recibió en el hospital. La familia entiende que hubo «una clara falta de atención por parte del personal sanitario, ya que no es admisible que, en pleno siglo XXI, una paciente fallezca desangrada después de un parto, cuando había tenido un embarazo perfectamente normal y la paciente era una persona en perfecto estado de salud», según señalan en la querella criminal presentada.

Ayer la ginecóloga entró en la sala de declaraciones visiblemente afectada. Lloró respondiendo a las preguntas. Señaló, según afirmó el abogado de la acusación, Daniel López, que ella no estaba al mando del equipo médico y que se actuó de la manera correcta. De hecho insistió en que, si volviera a ocurrir algo así, volvería a hacerlo de la misma manera.

DETENER LA HEMORRAGIA / Aseguró que antes de volver a intervenir a Nagore se le administró un fármaco coagulante para detener la hemorragia que sufrió. Una novedad hasta ahora, ya que a la familia las enfermeras le comunicaron aquel día que no pudieron darle ese medicamento porque se había agotado y que no llegaría hasta el día siguiente, ya que tenían que traerlo de Mérida. Por esta razón decidieron llevarla de nuevo en quirófano. «En los informes no aparece por ningún lado que se le administrara el fármaco», insiste la acusación particular.

La doctora también declaró que Nagore falleció a causa de una complicación que tuvo en el parto, denominada «embolismo de líquido amniótico», algo nuevo también y que tampoco aparecía en los informes. Esta complicación se da en uno de cada 80.000 partos. Ocurre cuando el líquido amniótico entra en contacto con el torrente sanguíneo de la madre y llega hasta los pulmones, provocándole un colapso pulmonar y como consecuencia de ello un fallo cardíaco.

ATONÍA UTERINA / Por el contrario la acusación particular sostiene, tal y como indicó en la querella, que Nagore falleció por una «atonía uterina», que se produce cuando no se contrae el útero tras el parto, lo que puede provocar un fuerte sangrado. Según recomienda la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, añade la acusación particular, esta afección que la familia cree fue lo que le causó la muerte tiene un tratamiento inicial mediante un medicamento y, si este falla, es necesaria una intervención quirúrgica. Al no administrarle el fármaco se predispuso a la paciente «a padecer un sangrado persistente y una coagulopatía de consumo como consecuencia», señala la acusación.

El abogado que representa a la familia de Nagore quiere que las investigaciones continúen. Solicitará ahora que declare en calidad de investigado otro de los médicos que la atendió y que se le dé traslado del informe del forense. Los abogados que defienden a la ginecóloga no quisieron hacer ayer declaraciones. El caso continúa en fase de instrucción.