La Ciudad Monumental no cuenta con fibra óptica. En los hogares se las tienen que ingeniar con las conexiones ADSL, «que muchas veces va a pedales para los usos caseros que hoy le damos a la transmisión de datos», afirma el presidente vecinal, Juan Manuel Honrado. Hay prestaciones prácticamente vetadas en las viviendas de la parte antigua, por ejemplo las diferentes plataformas digitales de televisión de pago. Hasta ahí, más o menos incomodidades. Pero muchos vecinos tienen sus negocios en sus propias casas o en locales de la zona y el problema pasa a mayores, hasta tal punto que se plantean seriamente mudarse o un cambio drástico en su actividad laboral. Hay negocios que ya se han marchado a otras barriadas: una empresa de diseño gráfico, unos profesores que impartían clases...

«A día de hoy, carecer de fibra óptica supone una limitación muy importante en toda la zona intramuros y también en las calles del entorno», explica el presidente vecinal. Un servicio que, «inexplicablemente», está ausente de la joya patrimonial cacereña, donde vecinos, fundaciones y recintos culturales se las apañan literalmente como pueden. ¿Y por qué ocurre esto? Porque los despliegues aéreos o por fachadas no pueden realizarse en «edificaciones del patrimonio histórico-artístico», según explica la propia Ley General de Telecomunicaciones de 2014. Por tanto, hay que soterrar las conducciones y esa inversión resulta demasiado elevada para que la asuman las operadoras, puesto que tampoco les sale rentable: en la zona todo son palacios y casas bajas con poca población.

Además, según relatan los vecinos, cansados de hablar con las operadoras, éstas también se apoyan en la Ley General de Telecomunicaciones, que indica que las administraciones «deben colaborar a fin de hacer efectivo el derecho de los operadores de comunicaciones a desplegar sus redes». Dicha normativa llega a decir que las administraciones no podrán establecer «restricciones absolutas o desproporcionadas al derecho de ocupación del dominio público, ni imponer soluciones tecnológicas concretas, itinerarios o ubicaciones concretas en las que instalar infraestructuras de red». De modo que las empresas de telefonía miran al ayuntamiento, y el ayuntamiento a las operadoras. Unos por otros y la casa sin barrer... y sin fibra óptica.

Pero no ocurre en todos los edificios. Algunas instituciones y servicios públicos sí tienen fibra óptica en la Ciudad Monumental. Y ello es posible porque las operadoras les aplican soluciones para grandes clientes, que vienen a costar unos 600 euros mensuales. «Por ese precio sí les hacen llegar la fibra, pero para el resto, que pagaríamos los precios normales del mercado, no les compensa desarrollar las infraestructuras, no les resulta rentable. Nos dicen que pondrían los cables por la fachada pero como está prohibido y no hay una iniciativa de soterramiento...», lamenta el presidente.

Según los datos de la asociación vecinal, la Diputación Provincial, la Filmoteca, Caja Extremadura, el Museo de Cáceres o el antiguo Colegio Mayor Francisco de Sande son edificios que cuentan con esta fibra óptica especial. No obstante, hay situaciones que desconciertan a los vecinos, como los cables por la fachada que sí existen en casos como el de la Diputación.

«Andamos muy escasos con las prestaciones actuales de wi-fi, el rendimiento que tienen hoy día los hogares exige fibra óptica. Vivo en la calle Hornillos y la señal se corta continuamente», subraya el presidente vecinal. Y es que el área de Santiago, Cuesta del Maestre, Hornillos..., limítrofe con la muralla, también debe llevar los cables soterrados. «Lo curioso es que las canalizaciones están hechas... ¿por qué nos las utilizan?», se pregunta Honrado.

A día de hoy ya existen 6,6 millones de líneas de fibra óptica en España. La mitad de los hogares cuentan con un pack de banda ancha, telefonía fija y móvil por unos 60 euros al mes. Pero la Ciudad Monumental sigue en el medievo. «Muchos profesionales tienen problemas a la hora de desarrollar su trabajo, la señal no les permite atender bien a sus clientes, los vecinos de la Ciudad Monumental no podemos vivir con estas desventajas que hacen que la gente se marche o no quiera instalarse aquí», afirma el presidente, recordando el ejemplo de Córdoba, que hace años llegó a acuerdos con las empresas para que se dotara de todo tipo de servicios a la zona patrimonial.