No es una forma de hablar. Tampoco una exageración. Comparemos el censo humano y animal de la capital cacereña. Según las últimas estadísticas de población del ayuntamiento, la ciudad tenía 4.150 niños de entre 0 y 4 años a 31 de diciembre de 2017. Según el último censo canino municipal, la ciudad registra 4.237 perros (posiblemente haya más sin censar). La profusión de mascotas coincide con el fuerte descenso de la natalidad. Los animales vienen a llenar hogares unipersonales, de parejas que no quieren o no pueden tener hijos, o de familias que sienten la necesidad de incorporar caricias bajo su techo. No es una sensación, es cierto: hay más perros que preescolares, hay más opciones de cruzarse con un can por las calles cacereñas que con un carrito de bebé.

Y así las cosas, proliferan las clínicas veterinarias (una treintena en la ciudad), también los parques de mascotas, que el ayuntamiento ha habilitado en Cáceres el Viejo, Residencial Ronda, plaza de Italia, Montesol I, Maltravieso, Castellanos, el Rodeo y Parque del Príncipe, para que los mejores amigos del hombre puedan correr libres por zonas reservadas solo a ellos. Hay lavaderos de perros, peluquerías de perros, eventos para perros, senderismo con perros... La ciudad se ha hecho friendly de las cuatro patas. «Siempre digo que como protectora tenemos suerte de estar en Cáceres. Aunque hay abandonos, en general la ciudadanía adopta a los animales, los cuida y se preocupa de su atención», explica Laura Varaldi, responsable del Refugio San Jorge.

GASTO MEDIO: 300-1.000 € / Y no es barato. Distintos portales y profesionales consultados calculan que el gasto medio anual de un perro supone entre 300 y 1.000 €. La primera visita al veterinario para implantar el microchip ronda los 40 €. La vacuna de la rabia es anual y obligatoria (unos 18 €). Otras son recomendables y conviene administrarlas, de hecho muchos perros las reciben: leishmania (60 €) o pentavalente (32 €). En este caso el gasto medio anual subirá entre 50 y 100 € aproximadamente. No hay que olvidar la desparasitación regular que necesitan los perros, y que es obligatoria, tampoco la protección ante garrapatas o pulgas (collares, lociones, pastillas…). Debe añadirse el baño, la limpieza y los cortes de pelo (algunos pelajes complicados exigen la atención de un profesional por unos 25 €). Y por supuesto el pienso y las visitas al veterinario ante problemas de salud. Una simple consulta de urgencia un fin de semana cuesta una media de 60 €. Y hay quien contrata seguros para mascotas (a partir de 60 €).

Pese a ello, existen 5,4 millones de canes en España según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales (ANFAAC), que calcula que en uno de cada dos hogares ya vive alguna mascota. Esta cifra ha crecido considerablemente en la última década, pero aún está por debajo de los países más desarrollados de Europa. En 2015, el volumen de negocio del sector de los animales fue de 1.000 millones de € en España, donde existen 5.000 tiendas especializadas y 6.000 clínicas veterinarias. En Cáceres cada día hay más perros. De los 4.237 censados, 325 tienen la catalogación de ‘peligrosos’, especialmente Pittbul (88), American Stanffordshire (71) y Rottweiler (42).

200-300 ADOPCIONES AL AÑO / Laura Varaldi confirma la buena atención que en general se da a los perros en Cáceres: «se ve en las clínicas veterinarias, donde la gente adquiere productos de calidad y artículos especializados». Explica que el Refugio San Jorge acoge cada año entre 500 y 600 perros abandonados o extraviados. Estos últimos, unos 200, suelen ser recuperados por sus dueños gracias al chip. En cuanto a los primeros, la gran mayoría se adoptan, entre 200 y 300 cada año.

«Se trata de un número muy importante porque las adopciones son continuas en Cáceres, vienen parejas y familias a darles una segunda oportunidad. Ahora mismo ha llamado una señora para quedarse con un cachorro de una galga que acaba de parir. Lo ha visto en Facebook y se lo lleva a su casa», relata Varaldi. La edad media de quienes realizan estos actos tan generosos ronda los 40 años. «Completan una ficha y entregan 70 € para llevarse el animal vacunado, con pasaporte, chip, esterilizado y desparasitado. Una vez en casa, los perros generalmente reciben un buen trato», subraya.

En cuanto a la ciudad, a su juicio está bien preparada para los animales, «aunque los parques caninos deberían tener un poco más de sombraje y los usuarios también podrían implicarse más, por ejemplo llevando sus bolsas para excrementos cuando se agotan las que están a disposición pública». Además, el refugio ha realizado una campaña para que poco a poco se vaya permitiendo el acceso de los perros a los establecimientos (comercio, hostelería...), como en otras regiones y países. «Se están consiguiendo bastantes avances en la zona centro», afirma Laura Varaldi satisfecha.

En la ciudad también trabaja la Asociación Cacereña para la Protección y Defensa de los Animales, un colectivo que busca casas de acogida a los ejemplares abandonados hasta que consigue su adopción, y que ha gestionado durante doce años la perrera municipal. Su presidenta es Juana García. «La gente se implica cada día más con los animales de compañía, los quiere a su lado, les motiva responsabilizarse de su cuidado, alegran la convivencia, ofrecen una nueva forma de socializarse... Convivir con ellos resulta muy enriquecedor, yo lo he hecho toda la vida», confiesa.

Pero sobre todo, para Juana resulta una satisfacción que hoy día los ciudadanos antepongan la adopción de animales a la compra, un gesto que dice mucho de una sociedad que empieza a concienciarse. «Al final, los perros se convierten en un miembro más de la familia», señala. Pero Juana, que ha dedicado muchos años de su vida, y sigue haciéndolo, a recoger perros y gatos en las calles cacereñas, recuerda que las exigencias son altas: «desparasitaciones, vacunas, comida... Hay que pensarlo bien antes de llevar un perro a casa. Porque es verdad que la gente quiere más a los animales, pero los abandonos no decrecen. Debería existir más concienciación», insiste. Por cierto que esta protectora ultima los trámites para empezar a construir el primer albergue donde atender, cuidar y adoptar a perros y gatos.

No obstante, en estos tiempos de extremos, la presidenta de la protectora tampoco comparte el férreo celo en el cuidado de los animales que se está viendo por parte de algunos dueños: «no hay que humanizarlos. Debes bañarlos, cuidarlos y pasearlos, pero hay cosas que están de más».

Respecto a los servicios que ofrece la ciudad para los perros, Juana García considera que los parques caninos podrían estar mejor acondicionados, «por ejemplo con la instalación de bancos». También denuncia que existe un gran problema en los acerados y jardines de la ciudad con los excrementos que se dejan en la vía pública. «Es un tema que preocupa bastante».

AVANCE EN EL BIENESTAR / Y quienes conocen realmente el cuidado que los cacereños brindan a sus mascotas, son los veterinarios. «De unos años para acá se ha producido un evidente avance en el bienestar de los animales. Los perros se consideran un miembro de la familia, se invierte más en sus cuidados, en su salud», explican las profesionales de la clínica cacereña Sotobosque.

Aun así, estas tres veterinarias, Laura Guerrero, Almudena Borja y Alicia Fernández, sostienen que aún falta mayor concienciación en Extremadura a la hora de permitir el acceso de los animales a restaurantes, tiendas, transportes públicos y otros servicios, «pero en otras comparaciones, esta región sale ganando, por ejemplo en los precios de los veterinarios, que aquí son más bajos», revelan.

Y ello pese a la profesionalización que cada día gana enteros en estos establecimientos, donde el animal encuentra todo lo que necesita, desde alimentación hasta atención sanitaria, belleza, higiene... «Por ejemplo, en nuestra clínica estamos especializados en oftalmología, comportamiento animal y fisio», precisan.

Desde Sotobosque llaman a la responsabilidad que supone hacerse cargo de un animal, porque necesita cuidados ineludibles. Pero no comparten los extremos a los que se comienza a llegar en algunos casos. «En otras ciudades puedes ver a perros paseando en los carritos de bebé más modernos. Afortunadamente esto no ha llegado a Cáceres», concluyen.