El cambio climático es ya una realidad. Así lo estima el Ayuntamiento de Cáceres, que ha elaborado incluso un estudio sobre cuáles son los principales riesgos que entrañará para los habitantes de este municipio si no se toman medidas que lo amortigüen. Se trataría de una «combinación de calor extremo con sequías cada vez más persistentes, que originarían como efecto secundario un incremento de los incendios forestales». Estas amenazas, siempre a largo plazo, afectarían en el caso de Cáceres «a la población (incremento del número de fallecimientos por olas de calor), al medio ambiente (extinción de especies y retroceso de hábitats naturales), agricultura (degradación de áreas cultivables), y a los edificios (necesidad cada vez de mayor de aislamiento y climatización)», recoge el documento.

No se trata de alarmar. Hablamos de décadas. Pero sí de tomar conciencia y sobre todo de comenzar a aplicar medidas que efectivamente están al alcance de la población. Por ello, Cáceres se ha sumado al Pacto de los Alcaldes sobre el Clima y la Energía, con el que la UE pretende lograr los objetivos de desarrollo sostenible para el planeta que están en manos de las ciudades (ya se han sumado miles en toda Europa). El principal compromiso es reducir al menos en un 40% las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero hasta 2030. Ahora mismo, Cáceres lanza cada año unas 370.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. ¿Cómo recortar esa cifra? La ciudad ya ha diseñado su propio Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (PACES), que recoge un detallado informe sobre las emisiones contaminantes en el municipio (fuentes, sectores...) y sobre los riesgos del cambio climático, así como las primeras 35 medidas a aplicar.

Se trata de un extenso análisis desarrollado por la Concejalía de Medio Ambiente en colaboración con la Agencia Extremeña de la Energía (AGENEX) y de Disaim Ingeniería. Está ya en imprenta para su publicación completa y EL PERIÓDICO ha tenido acceso a los documentos. Aunque el ayuntamiento tenía dos años más de plazo para ultimar este plan obligatorio dentro del pacto, «en realidad nos pusimos a trabajar en 2016 y hemos querido dejarlo listo de cara al nuevo Gobierno municipal. Algunas medidas ya se están aplicando», subraya la concejala en funciones del área de Medio Ambiente, Montaña Jiménez, quien considera «muy importante que exista una acción y cooperación inmediata» entre «autoridades locales, regionales y nacionales de todo el mundo», con el objetivo de afrontar el cambio climático, «uno de los mayores retos de nuestra era», afirma.

El estudio realizado por el ayuntamiento recoge una evaluación de los riesgos derivados del cambio climático, basándose en los mapas de vulnerabilidad urbana que ha desarrollado la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Pues bien, en primer lugar se analiza el calor extremo, que es el riesgo climático más urgente para la vida, en particular cuando se suceden días y noches cálidas (ola de calor). Además, en las ciudades se está produciendo la llamada ‘isla de calor’, ya que los edificios y el asfalto liberan de noche su temperatura y hacen subir los grados por encima de las zonas rurales.

DEMASIADOS DÍAS A MÁS DE 35º / Dicho esto, según la AEMA, por su situación en el sur de Europa dentro de una zona climática de Mediterráneo Continentalizado, Cáceres ya supera los 35 grados de temperatura durante una media de 35 días anuales (análisis del periodo 1987-2016). Además, la combinación de días calurosos (+30º) y noches tropicales (+20º), también se sitúa ya en 24.

En definitiva, Cáceres se ubica en una de las zonas más cálidas de toda Europa y por tanto los indicadores de riesgo de calor extremo son altos. Pero las previsiones de la AEMA elevan estas olas a niveles muy altos en los próximos cien años, con un aumento a largo plazo tanto en intensidad como en frecuencia por el calentamiento global. En contraposición, el riesgo de frío extremo para el próximo siglo en este municipio es prácticamente nulo.

Por otra parte, desde 1960 caen en Cáceres los periodos de cinco días consecutivos de lluvia. De hecho, la sequía es otro de los grandes riesgos para la ciudad y su término, tanto por la reducción de las precipitaciones como por el aumento de la demanda de agua para uso doméstico, agrícola o industrial, un problema ya presente en el sur de Europa (España, Italia o Chipre), donde las sequías no sólo afectan a la cantidad de agua sino también a la calidad.

Las proyecciones de la AEMA sitúan a Extremadura dentro de las zonas más afectadas por el incremento de la sequía en Europa, solo por detrás de Almería y Murcia. Por tanto, si el cambio climático entraña peligro de lluvias extremas durante las próximas décadas para algunas zonas del planeta, en Cáceres esta probabilidad se considera prácticamente nula y el peligro es justo el contrario.

MÁS NECESIDAD DE AGUA / De hecho, los episodios de sequía en Cáceres ya han crecido un 0,2 por década desde 1950 y se prevé un aumento considerable en el período 2040-2071, con un alza todavía mayor en el periodo 2071-2100. Esta tendencia se agrava por la ubicación de Cáceres entre dos cuencas ya muy explotadas (Tajo y Guadiana). Precisamente, «otro factor importante es la sobreexplotación de los recursos hídricos», debido al mayor consumo de agua por habitante y a los cambios en los terrenos, «que impiden que los acuíferos se vuelven a llenar», precisa el informe. En concreto, Cáceres tiene un consumo de agua mayor de 100 m³ cúbicos por persona y año, entre los mayores de Europa.

Aunque de momento no se espera que las consecuencias sean graves en los próximos 15 años, la evaluación del riesgo de sequía para Cáceres se califica de ‘alto’ a ‘muy alto’, con clara tendencia al incremento en el largo plazo, lo que obligaría a realizar cortes de suministro e incidiría en la agricultura y las zonas de regadío, que unidas al calor extremo se convertirían en improductivas. También podrían perderse hábitats acuáticos.

Estas dos tendencias enlazadas, el calor extremo y la sequía, hacen saltar la chispa del tercer riesgo del cambio climático para Cáceres: los incendios forestales, que se están registrando principalmente en Portugal, España, sur de Francia, sur de Italia y Grecia, debido al aumento de la temperatura del aire y a la falta de lluvias. También se une el abandono de zonas rurales (crecen masas arbustivas incontroladas).

Cáceres «se encuentra en un percentil medio-alto de riesgo de incendio, con proyección de claro aumento en el próximo siglo», subraya el informe. No obstante, en el corto plazo no se intuyen graves consecuencias debido a «una adecuada planificación».

¿Y LAS PERSONAS? / Curiosamente, este documento PACES también estudia la vulnerabilidad de las personas que habitan en Cáceres ante los posibles efectos del cambio climático. Determina que los ancianos, los niños, los enfermos y la población con menor poder adquisitivo y un nivel de formación más bajo son los grupos que más dificultades tienen para prepararse ante fenómenos climáticos extremos. En este sentido, recuerda que Cáceres presenta una población envejecida (el 7,5% supera los 75 años) debido a la baja natalidad y a la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, que provoca su marcha.

Finalmente, el informe pone la lupa sobre el alto grado de desempleo y el menor poder adquisitivo de la población de Extremadura en general y de Cáceres en particular, «lo que hace que las edificaciones, las infraestructuras y los servicios tengan en general un grado de desarrollo inferior y una resistencia menor al cambio climático». Por tanto, son especialmente vulnerables las personas con menores rentas, ya que suelen habitar viviendas con peores aislamientos y sistemas de acondicionamiento.

En cambio, Cáceres presenta un buen porcentaje de ciudadanos con estudios superiores, lo que aumentaría según este estudio su capacidad de adaptabilidad a un cambio climático. También destaca el hecho de que Cáceres esté entre los municipios europeos con mayor número de zonas verdes (2 millones de m² una vez finalice la ampliación del Parque del Príncipe), lo que permite reducir las emisiones de CO2 y atenuar el efecto ‘isla de calor’.

Sea como fuere, Cáceres ya tiene listo su primer Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible, que cada ciudad deberá revisar cada dos años. Incluye 35 medidas para amortiguar los cambios en el clima, un esfuerzo que solo tendrá efectos si lo aplican otras muchas ciudades en el mundo, porque cada cual debe hacer sus deberes. En general, el plan cuenta con una inversión de 51 millones de € hasta 2023, de los que 7,7 son aportados por el ayuntamiento y el resto financiados con incentivos regionales, nacionales y europeos.

SOLUCIONES EN MARCHA / La concejala Montaña Jiménez recuerda que algunas medidas ya se están aplicando, por tanto buena parte del presupuesto ha comenzado a invertirse, por ejemplo en el plan DUSI, que incluye la ampliación del Parque del Príncipe y la creación de un corredor medioambiental entre el casco histórico y este parque, con un nuevo tramo peatonal en la calle Viena para unir Cánovas al gran pulmón verde de Cáceres. Además se contempla la optimización del alumbrado público con sistemas de ahorro como la telegestión (en ejecución), el aumento de las plataformas peatonales en el centro histórico o el desarrollo de la movilidad de ciclistas y patinetes, que podrán circular por más de 30 calles y avenidas de la capital cacereña.

También se incluye la compra de vehículos sostenibles para la flota municipal y el transporte público, el fomento de aparcamientos inteligentes en el casco histórico y su entorno, la monitorización de edificios municipales para el ahorro energético, el impulso a la arquitectura sostenible, el uso de renovables en el sector residencial y terciario, programas de concienciación del uso racional del agua, puntos de recarga de vehículos eléctricos y otras propuestas de eficiencia energética y movilidad sostenible, que Cáceres tiene ya comprometidas ante sus ciudadanos, ante Europa... y ante el planeta.