Si algo ha caracterizado a los partidos liberales europeos ha sido su capacidad y disposición para pactar y formar alianzas gubernamentales para formar gobiernos con los conservadores y los socialdemócratas. El empecinamiento de Cs en poner líneas rojas a los socialistas no es solamente una anomalía sino una muestra de la indigencia ideológica de los naranjas a la vez que una postura infantil que se ve acrecentada por su insistencia en demandar a los militantes que renieguen de Sánchez despreciando las primarias que le auparon al poder. Es decir, una injerencia en la vida interna de un partido. Esta postura tiene graves consecuencias en nuestra ciudad pues impide que se forme un gobierno estable tanto a derecha como a izquierda. El grupo municipal de Cs ha manifestado su propósito de entrar a gobernar con los socialistas y se ha dado un plazo de unos meses. Puesto que las necesidades de Cáceres no es probable que cambien en tan poco tiempo ese plazo parece responder más a una cuestión tacticista, como por ejemplo confiar en que la resistencia de la dirección nacional de su partido, que en estos momentos no lo vería conveniente, se relaje y por lo tanto confían en que con el tiempo se modere y les permita formar un gobierno de coalición. La realidad es que el grupo municipal naranja recorre un camino en solitario pues ni siquiera se ha oído una palabra de la dirección regional posicionándose al respecto ya que parece más proclive a seguir los dictados madrileños que las necesidades de la ciudad. Parece lógico que si se ha de llegar a pactos estos se hagan cuanto antes pues lo contrario sería acortar el tiempo disponible para llevar a cabo un programa, y la ciudad no está para demoras de esa clase, o tener que reformar las iniciativas que hayan emprendido otros concejales. Por otra parte, un gobierno estable y fuerte tendría más peso político y aumentarían las posibilidades de ser escuchado en Mérida y en Madrid. En definitiva, si van a pactar que lo hagan cuanto antes.