Si hay algo que caracterice al décimo aniversario del Helga de Alvear, aparte de la cifra redonda, es que cumple años con la mirada puesta en el horizonte. Ya supone motivo de celebración que la galerista alemana eligiera Cáceres en 2010 como sede de parte de su colección, y una década después, lo será por partida doble porque será en la capital donde descansarán todos sus fondos. Concretamente, en el majestuoso edificio que Emilio Tuñón ha ideado en Camino Llano y que ultima ya su obra.

La pregunta que se hacen los cacereños es qué supondrá realmente esto para la ciudad. La coordinadora del centro desde que abrió, María Jesús Ávila, responde a las dudas. Por un lado, resalta el valor patrimonial. «Va a permitir que los extremeños pasen a ser dueños de la mejor colección de arte privado del país, vamos a contar con un patrimonio que ninguna comunidad estaría en disposición de tener y todos deberíamos ser conscientes de la importancia de la colección de Helga y del hecho de que haya elegido Cáceres como la ciudad donde desea que se queda esa colección».

En segundo término, hace hincapié en el valor arquitectónico y urbanístico. «Contamos con un proyecto de uno de los mejores arquitectos de España, un edificio que podría estar en Nueva York, vamos a tener uno de los mejores proyectos que se han realizado en España que está siendo ya reconocido y también trae ventajas porque permitirá que el tránsito entre la parte nueva y la parte antigua sea mucho más fluido porque conectará ambas partes». «Es muy sencillo pero muy complejo al mismo tiempo, replica a la Casa Grande, tiene un trabajo de integración a nivel urbanístico fabuloso, hasta que no entras no te das cuenta». «Significará mucho tanto a nivel cultural como turístico y es fundamental darse cuenta de que es un espacio de todos para que el proyecto tenga una dimensión mayor, tiene que partir de la gente y nosotros tenemos una responsabilidad, que es intentar hacerlo ver e incluir a todos», pone de manifiesto.