Cuando parecía que el proyecto para excavar una mina a cielo abierto en Valdeflores quedaba por fin relegado a un segundo plano, con la mina proyectada en Cañaveral como fuente de suministro de litio, otra vez vuelve a ser actualidad. Valdeflores comenzó como algo interesante y una oportunidad de futuro. Después, cuando se conoció lo que se pretendía y el sitio en el que se quiere hacer, cambió a ser algo preocupante. Y poco a poco se está convirtiendo en un vodevil poco divertido y, lo que es peor, que solo enreda y confunde.

La mina de Valdeflores no se va a hacer. Hay muchos más argumentos normativos, ambientales y sociales en contra que a favor. Y es que además hay alternativas, otro modelo de desarrollo para la ciudad, con más futuro y menos agresivo con el territorio, que está tardándose en hacerse público.

Lo ocurrido el jueves y el viernes ayuda a crear más confusión. Primero Unidas por Extremadura presenta en el pleno de la Asamblea de Extremadura una moción en la que se insta a la Junta a que se posicione en contra de un expediente que se está tramitando. El PSOE, partido que está en el gobierno, no lo puede apoyar. Sería poco lógico posicionarse y más en un asunto tan delicado como este que puede acabar en los tribunales. Habrá que esperar a que el expediente se complete.

Es verdad que hace poco más de un mes el gobierno local socialista apoyó una moción en contra de la mina. Pero es que en el ayuntamiento no se está tramitando ahora ningún expediente para autorizar o denegar la investigación de los recursos mineros en Valdeflores, mientras que en la Junta sí.

El grupo socialista en la Asamblea de Extremadura tampoco ha ayudado mucho. Antes que votar en contra de la propuesta de Unidas Podemos tenía la posibilidad de abstenerse para evitarse el titular de que vota en contra y no crear más dudas. No sé qué grado de implicación tiene en la Asamblea de Extremadura una proposición de impulso que insta a algo, pero en el pleno del ayuntamiento significa que durante una hora se va a debatir sobre una moción que no suele tener consecuencias administrativas porque solo se insta.

Y el alcalde, Luis Salaya, tampoco ha ayudado mucho. No puede decir que confía en la palabra del presidente autonómico, Guillermo Fernández Vara, de que la Junta respetará el Plan General Municipal de urbanismo, y a continuación anunciar que dimitirá si la Junta autoriza el proyecto de la mina de litio. Si el plan no se toca, no hay mina. Políticamente es un anuncio valiente, apuesta todo a la defensa de su promesa de campaña de que no habrá mina. Pero genera más confusión. Si Vara dice que la Junta no se saltará el plan, no hay mina y no hace falta ninguna dimisión. Partiendo de la idea de que Salaya confía en la palabra de Vara y en sus compañeros de partido en Mérida, su anuncio de dimisión solo puede interpretarse como una muestra de que su partido, pese a lo ocurrido en la Asamblea, no quiere la mina.

Y luego está el mantra de que en Valdeflores está el segundo yacimiento de litio más grande de Europa. Si esto es así, no sé por qué la empresa promotora del proyecto de la mina no ha pedido a la Junta la concesión directa de la explotación, que lo permite la Ley de Minas cuando ha quedado de manifiesto que hay recursos mineros. Sin embargo, lo que está pidiendo y se está tramitando es un permiso de investigación de los recursos mineros.