La tarea del filósofo consiste en volver a los orígenes y repetir la pregunta que se hicieron los presocráticos: ¿qué es la naturaleza? a la que Luis, en sus facetas de filósofo y de pintor, lleva más de cincuenta años intentando responder. Su obra tiene en mi opinión tres fases. En la primera la naturaleza es materia, Tapies dixit. En la segunda la naturaleza es física y química. En ambas está presente la geometría que es quien da sentido, organización y método. Ya lo dijo Platón cuando prohibía entrar en su academia a quienes no sabían geometría, porque sin geometría solo hay caos. Influencia sin duda de los pitagóricos pero también de la razón áurea, esa maravilla matemática que no es solamente un número sino que está presente en la naturaleza, la distribución de los pétalos y de las hojas en un tallo, de la yuca y la alcachofa, la cantidad de espirales de una piña... Obviamente un filósofo se hará una pregunta: «Es esta la única razón matemática existente en la naturaleza?» Ya nos avisó Galileo de que la naturaleza estaba escrita en caracteres matemáticos y Kant elogiaba a las matemáticas porque a pesar de elaborarse solo con la mente una vez acabadas sales a la realidad y concuerdan maravillosamente. ¿Acaso se refería a esto Hegel cuando afirmaba que todo lo real es racional? La razón matemática está en las artes, la música, la arquitectura, la pintura y ahora se trata de encontrarla en la actividad sensorial y en la científica. En su tercera etapa , galería Álvaro Alcázar, Canelo subsume las dos anteriores y organiza los elementos de la naturaleza en « su» espacio, no en «un» espacio sino en el que le corresponde, el lugar natural de los clásicos, de manera que si no está en él no es la parte de la naturaleza a la que quería referirse. Y por eso, los elementos simbolizados esplendorosamente mediante colores ven dibujados sus contornos con elementos geométricos y sus posiciones matemáticamente medidas de manera que lo que pudiera entenderse como una acotación de su espacio es en realidad la razón que construye el nido en el que posarán confortablemente. Queda inaugurado el naturalismo primigenio.