Si alguien puede dar testimonio sobre lo que significa la paz es la jueza y política Manuela Carmena (Madrid, 1944). En su etapa como abogada, fue testigo y sobrevivió al atentado en el que asesinaron a varios de sus compañeros en el despacho de Atocha en el que trabajaba, y en su etapa como alcaldesa ha promulgado la idea de Madrid como ciudad de los cuidados y ha sido relatora de la ONU para denunciar ataques contra los derechos humanos. Este jueves fue invitada por la fundación Lumbini en Cáceres para hablar sobre futuro, respeto y convivencia. 

-Fue Madrid con usted como alcaldesa donde se iniciaron las negociaciones para que el templo budista se instalara en España, ¿cómo valora que finalmente sea Cáceres la ciudad elegida? 

Con mucha alegría. Lo importante de vivir en un país con una democracia profunda hace que muchas veces se planta la semilla en un sitio y la planta crece en otro lugar. Que Cáceres pueda tener este templo es importante para de alguna manera ofrecerle a la ciudad una diversidad a la que ya tiene de por sí.

-Vivimos tiempos convulsos para hablar de paz, ¿es precisamente ahora más importante que nunca hablar del entendimiento entre diferentes culturas y formas de pensar? 

-Sin duda. Es curioso ver cómo a lo largo de la historia del mundo no siempre se habla con la misma intensidad de la paz. Cuando más se habla es cuando se echa de menos. Quizá nos viene bien esto como lección. No solo podemos valorarla cuando la necesitamos. Es muy importante también en el aspecto positivo. La paz no es que no haya guerras sino que tengamos la capacidad de rechazar la violencia y de entendernos siempre y de ver en el otro que tiene lo mismo de humano que tengo yo. 

-Esto es extensible a la situación política que vive el país. 

-Claro. Para hablar de la gestión de lo público, que al final en eso consiste la política, hay que hacerlo contando con que todos somos protagonistas. Nadie debe reservarse el derecho de la verdad. La verdad es un elemento importantísimo para conseguir la paz y para que ese valor sustente a la paz, la verdad tiene que ser de todos. Siempre hay alguien que puede pensar que es depositario de la verdad, pero no, la verdad está en todos.